Tragedia a 2.000 metros de altitud
Una trampa de seguridad
Las cabinas de los pilotos disponen, tras el 11-S, de un dispositivo que permite bloquear desde el interior el acceso para evitar secuestros
José A. Ordóñez
Las medidas de seguridad implantadas en los aviones para evitar secuestros aéreos como los que provocaron la tragedia del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos pudieron haber facilitado que el copiloto Andreas G. Lubitz estrellara en los Alpes el avión de Germanwings que cubría el martes la ruta entre Barcelona y Düsseldorf. El obligado blindaje de las cabinas de los pilotos, que favorece su aislamiento absoluto ante posibles ataques, impidió que el comandante de la nave, que había salido momentáneamente al servicio, pudiera regresar a la cabina para tratar de evitar el siniestro. Su compañero activó el bloqueo interior de la puerta, para que nadie pudiera abrirla, y después, de acuerdo con la versión facilitada ayer por el fiscal del caso, destruyó deliberadamente la nave con el pasaje a bordo.
Las puertas de los aviones como el Airbus de Germanwings, que están totalmente blindadas, disponen en su exterior de un teclado con diez números que permiten la apertura con la inserción de una combinación de cuatro dígitos que únicamente conocen los pilotos o el sobrecargo del vuelo, que es el responsable de los auxiliares de tripulación. Además, para cuando la aeronave se encuentra en pleno vuelo, existe un segundo código secreto, que activa una alarma en el interior de la cabina para que los pilotos puedan observar por una mirilla o por una videocámara quien quiere entrar en su compartimento, autorizando o no el paso.
Tres posiciones
En el cuadro de mandos del piloto está instalado un sistema de apertura de la puerta que cuenta con un dispositivo de tres posiciones. Una de ellas permite la apertura sin mayores problemas. Otra la bloquea durante cinco minutos y una tercera aísla totalmente el compartimento. Sería ésta la que activó el copiloto cuando el comandante llamó por el interfono para regresar a su puesto tras haber ido al servicio. Los pilotos comparten cuarto de baño con el resto de la tripulación y del pasaje. Instalar uno exclusivo para ellos en la cabina obligaría a eliminar varios asientos en la parte delantera del avión.
Germanwings no tiene entre sus protocolos de seguridad el que cuando uno de los dos pilotos abandona la cabina deba de ser sustituido por el sobrecargo u otro integrante de la tripulación, algo que sí se hace en aerolíneas españolas como Iberia o Vueling. El objetivo es que siempre haya dos personas pendientes de la navegación del aparato.
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