La Policía Nacional ha emprendido la búsqueda de Carlos Sánchez Amoedo, un delincuente habitual vigués condenado a 10 años y 8 meses de prisión por el secuestro exprés de Saray Seoane, ejecutiva del astillero de Vigo MCíes, que aprovechó un permiso penitenciario para fugarse. Considerado un delincuente violento por las fuerzas de seguridad, Sánchez Amoedo es un experto en el robo de coches de lujo y en el asalto a chalés, si bien también tiene antecedentes por tráfico de drogas. Unas habilidades que podrían dificultar su localización, ya que también tiene contactos que le permitirían pasar un tiempo oculto.

La Policía Nacional sospecha que era el cabecilla de la banda autora de una oleada de asaltos en viviendas de Cangas y Candeán que utilizaba para moverse vehículos de alta gama robados, juicios que aún tenía pendientes cuando fue condenado en 2012 por el rapto de la empresaria viguesa que tuvo lugar en 2009. Una sentencia ratificada por el Tribunal Supremo en 2013, al igual que las penas de casi 7 años impuestas a los otros dos autores del secuestro exprés, Francisco Pascual y su hijo Óscar, que durante años fueron compañeros de trabajo de Saray Seoane y que pertenecían a una familia socia del astillero.

A la banda que supuestamente lideraba Carlos Sánchez se le atribuían entonces el robo de un Audi A-4; un BMW X5 que nunca apareció y otro BMW X6 recuperado en Alemania y que habría sido usado en los asaltos a las viviendas de O Morrazo y Vigo.

Las fuerzas de seguridad han emprendido la búsqueda del delincuente vigués, que tiene 34 años, a raíz de la orden dictada por la Sección Quinta de la Audiencia con sede en Vigo para su detención e ingreso en prisión. Y es que según las cuentas de la sala que le condenó por el secuestro, la liquidación de su condena no se extingue hasta el 29 de septiembre de 2024. Carlos Sánchez ha preferido ser un prófugo en libertad que un reo cumpliendo en A Lama.

Además de la pena de prisión, la Sección Quinta de la Audiencia le impuso en su día una orden de alejamiento y la prohibición de contactar con su víctima, que seguirá vigente hasta el 28 de enero de 2027. Saray Seoane le identificó como el "agresivo" de sus captores, y fue quien le robó las joyas que tenía puestas e intentó venderlas por Internet.

No dudó en meterle una pistola en la boca y amenazarla con una jeringuilla supuestamente infectada si su padre no pagaba 2 millones de euros de rescate. Cantidad que rebajaron a 80.000 euros y que no llegaron a cobrar pues abandonaron a la joven una cuneta al sospechar que la Policía seguía sus pasos, como así era.