Que las sospechas de la Guardia Civil recaigan sobre "Charín", como la llamaba su madre de niña y como todavía se refieren a ella las vecinas más mayores del barrio compostelano del Ensanche, les resulta "extrañísimo" a quienes vieron crecer a esta licenciada en Derecho que llegó a ser cónsul de Francia en Santiago cuando contaba solo con 27 años. "No nos cabe en la cabeza", aseguran vecinas de la calle en la que vivían sus padres -paralela a la suya-, para argumentar a continuación que su trato es "normal" y recalcar que "se parece a su padre, que era también abogado".

Y no son las únicas en reiterarlo una y otra vez. En Vilanova de Arousa, donde la familia de Rosario Porto tenía un piso con vistas al océano en el Edificio del Mar, en el que veraneaba desde niña -este agosto también estuvo allí con su hija, con la que daba paseos casi todas las mañanas por la playa del Campamento-, insisten en lo mismo. La "sorpresa" es "total" ante la detención.

Los adjetivos que utilizan las conocidas de sus padres para referirse a Rosario Porto son todos positivos y muchos en grado superlativo: "muy inteligente", "muy educada", "muy amable", "sonriente, agradable y atenta", "muy activa", "una mujer culta, preparada", "viva", "dinámica", "equilibrada y muy simpática". La conocen desde que era una niña y la recuerdan entonces "dicharachera" y "estudiosa".

La dependienta de un local cercano a su casa solamente la conocía de vista, pero asegura que tiene de ella una impresión "normal", una afirmación que comparten los habitantes de Vilanova. Conocidos más jóvenes de Santiago apuntan también que es una persona "reservada" y "seria" y señalan que las noticias que les llegan sobre su detención les parecen "increíbles".

Rosario Porto es hija única de Socorro Ortega, que fue profesora titular de Historia del Arte en la Universidade de Santiago, miembro de la Real Academia Gallega de Bellas Artes y autora de varias publicaciones sobre arte compostelano, especialmente de la época barroca, y de Francisco Porto Mella, letrado y excónsul de Francia, y que ejerció como abogado de Pescanova en los comienzos de la empresa. Su familia, de la que heredó también viviendas en Santiago y un chalé en Teo, es conocida en la ciudad.

Rosario Porto -nacida el 11 de julio de 1969- estudió Bachillerato en el mismo centro que su hija fallecida, el Rosalía de Castro, y se licenció en Derecho por la Universidade de Santiago. Pero sus estudios no finalizaron ahí, ya que amplió su formación en centros británicos y franceses.

Empezó a ejercer como abogada en 1996. No obstante, fuentes del Colexio de Avogados de Santiago aseguran que se "dio de baja hace tiempo, unos dos años, como colegiada". Compañeros de profesión destacan también su carácter "sociable" y la "sorpresa" que les ha generado su detención como sospechosa ya que, aseguran, en su trato es "totalmente normal".

La madre de Asunta ejerció durante diez años como cónsul de Francia en Santiago -su trabajo mereció la Orden Nacional del Mérito del Gobierno francés-, una responsabilidad de la que antes se ocupó, durante 25 años, su padre, cuyo deceso se producía el 26 de julio del año pasado, apenas siete meses después de su madre, que falleció repentinamente en su domicilio según publicó entonces la prensa. En un relativo corto espacio de tiempo, sufrió la pérdida de sus dos progenitores y la separación de su pareja.

Rosario, que un conocido define como "menuda", "más pequeña que su hija", era miembro de la directiva del Ateneo, que organiza conferencias, y de la asociación de padres del instituto Rosalía de Castro. Además, toda la familia era aficionada a la música clásica. Desde pequeña, Asunta, que al parecer hablaba cuatro idiomas, acudía a conciertos en el Auditorio de Galicia con sus padres, que, según sus conocidos, mantenían, pese a su separación, una "relación muy cordial".

Fuentes cercanas a la familia aseguran, por otra parte, que la detenida "estaba enferma y tomaba una medicación muy fuerte".