Brillante estudiante, tenaz trabajadora y una aficionada al gimnasio. Así era Ana María Enjamio Carrillo, la joven coruñesa residente en Vigo que perdió la vida tras regresar de una cena de empresa a manos de uno o varios agresores en el portal de su edificio. Era su primera cena de trabajo ya que había entrado en la empresa pocos meses atrás. Cursó la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidade de Vigo y la terminó en junio de este año. Sus primeros pasos académicos los dio en el instituto de Pontepedriña, un centro de las afueras de la capital compostelana.

Estrenaba trabajo, en una auxiliar de Citroën en O Porriño, una empresa dedicada al cableado y otros complementos similares, según precisaron familiares de la joven. Además de carrera y trabajo, Ana María Enjamio también estrenaba coche, un vehículo que también ha estado en el punto de mira de los investigadores. El turismo fue hallado estacionado en la misma calle en la que residía la joven. Todavía no ha trascendido si la muchacha lo empleó para desplazarse hasta el hotel NH, lugar en el que se celebró la cena, o si por el contrario empleó un taxi o el coche de un amigo o compañero de trabajo. Su vehículo también fue registrado por los agentes dentro de las diligencias habituales que encarga el juzgado, en este caso, Instrucción 5 de Vigo.

La joven coruñesa había pasado por varios pisos durante sus años de estudio y residencia en Vigo. En este último, en el que residía del alquiler vivía con otras dos jóvenes, una estudiante y otra trabajadora como ella.

La familia de la joven se trasladó a Vigo para la entrega del cuerpo tras la autopsia.

El alcalde de Boqueixón, Manuel Fernández Munín, ha decretado tres días de luto oficial y convocó para el próximo lunes una concentración. En Vigo, el Concello también decretó tres días de luto oficial y lucirá las banderas a media asta.

Una chica simpática, guapa y risueña. Así definía ayer el hermano y tíos de Ana María Enjamio a su familiar. "Era guapa, guapísima. Bien podría trabajar como modelo", recalcaba su tía, rota de dolor por la pérdida de la joven de 25 años.

La muchacha medía 1,70 y de pelo castaño, con las aficiones y vivencias de "una chica normal". Aunque no vivía con su familia, la relación que mantenía con ellos era muy estrecha, tanto que justo antes de partir para el restaurante donde había quedado para cenar con sus compañeros de trabajo, se comunicó con su madre para avisarla.

"Le mandó un mensaje a mi madre para que supiera que iba a ir a esa cena", reconoce Diego Enjamio, el hermano de la joven.