En Vigo está el juzgado que ha dirigido el operativo. Y en esta ciudad hubo reuniones clave para organizar la distribución de la cocaína con la que un peligroso cártel de Colombia, Los Boyacos, quería hacer negocio en España, donde pretendían establecerse. Unos planes que vieron frustrados debido al operativo policial. Ésto es lo que se desprende de la investigación que ha llevado a desarticular una banda de aquel país que había elegido Galicia como base de operaciones con la supuesta intención de suministrar por distintos puntos de España partidas de cocaína que llegarían a las costas gallegas vía marítima desde Colombia. Uno de los dos supuestos capos que se trasladaron a España, Julio Peñaranda Torres, El Loco, aunque con domicilio en Madrid, usaba también un céntrico piso en Vigo y presidió varias reuniones en cafeterías de centros comerciales de la urbe olívica. Él, junto a su esposa, fue uno de los cinco detenidos en el espectacular operativo del lunes en el supermercado Lidl de Pontevedra. El otro presunto líder, Ronal Alfredo Roa Aguirre, El Mono, fue de los arrestados en la zona de Santiago. Cada uno tendría la misión de distribuir 1.000 kilos de cocaína. Ese primer envío llegó a tierra, pero no lo hará al mercado gracias al dispositivo del Greco de la Policía Nacional, que aprehendió las dos toneladas de estupefaciente.

De los 24 detenidos, 16 fueron a prisión por orden de Juan Carlos Carballal, titular del Juzgado de Instrucción 4 de Vigo que lleva la causa. Los seguimientos y pinchazos telefónicos fueron claves para frenar los planes del cártel en España: hasta este país vinieron supuestamente para preparar los envíos de droga, recibirlos, ocultarlos y después venderlos a grupos organizados de distribución del estupefaciente. El Loco, uno de los dos jefes enviados por el grupo, llegó en avión con su mujer a finales de enero. Tenían un domicilio en San Sebastián de los Reyes (Madrid), pero también usaba un piso en Vigo, en la céntrica calle Progreso. La urbe olívica era clave para el clan ya que aquí este capo, según autos judiciales de prisión, mantuvo reuniones con otros miembros de la red -con una férrea vigilancia en un intento de no ser descubiertos- para planificar "la distribución de la cocaína" tal y como su banda le habría ordenado.

A lo largo de este pasado febrero se detectó la presencia de este supuesto líder y de su esposa en reuniones que se celebraron en cafeterías de al menos tres centros comerciales vigueses. Entremedias, El Loco viajó a Madrid o incluso lo hizo a San Sebastián, para "cerrar tratos" con otro supuesto miembro de la red al que se entregaría parte del alijo. Mientras se sucedían los preparativos, las intervenciones telefónicas evidenciaban, a tenor de los investigadores, que la droga ya había llegado a tierra.

"Ya los niños están [...]", se comunicaba el 13 de febrero a Julio Peñaranda, según consta en un auto judicial. Este presunto líder del cártel supuestamente iba a recibir 1.000 kilos de ese alijo, mientras El Mono, que también había sido enviado a España, recibiría otra parte similar.