Rafael Costa Bermúdez insistió ayer, como viene haciendo desde que fue detenido, que él nada tiene que ver con el asalto violento que sufrió en su casa de O Forno (en la parroquia de Cordeiro, Valga) su vecino Manuel Burés Otero y que contaba con 92 años. El cuerpo calcinado del nonagenario fue localizado a la mañana siguiente del 28 de mayo de 2013 en una capilla anexa a su vivienda.

No muy lejos de este lugar reside el acusado, quien ayer insistió durante el juicio en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra en que esa noche no estuvo en ningún momento en la casa del fallecido sino en Vilagarcía, acompañado de un vecino, J. R. L. F., y que ambos habrían regresado a Valga más allá de las diez de la noche, tras parar incluso "a tomar algo" en el camino (el fiscal sitúa el asalto sobre las 20.00 horas y que después habría regresado a quemar el cuerpo de madrugada). Él niega también que hubiera salido de su casa esa noche y que, "a lo mejor pude haber salido afuera al patio si ladraba mucho el perro a ver qué pasaba", pero nunca "a la calle".

A preguntas del fiscal, el acusado dijo desconocer quién acabó con la vida de su vecino, aunque "sí desconfío de alguien". Dio el nombre de un conocido que también estaba citado como testigo en la causa, J.M. B., de quien dijo que una vez se acercó hasta el vecindario porque quería "pillar cocaína". Asegura que esa persona se fijó en la vivienda de la víctima y le preguntó "de quién era esa casa tan buena". El acusado le contestó que vivía un anciano y que estaba solo, el testigo le respondió "que era una casa que estaba bien para robar", a lo que el acusado le respondió "que estaba loco, que además tenía un perro muy grande y no había quien entrase. No lo estoy acusando, pero desconfío de él", añadió.

La réplica llegó contundente de este testigo. Entró en la sala esposado (está en prisión por otra causa) y sin dejar de fijar la vista en el acusado. Esta persona asegura que fue Rafael Costa, el procesado, quien le propuso "dar el palo a este señor al que después mató". Cuando el fiscal le preguntó por qué él estaba seguro de que el acusado había matado a su vecino, afirmó que "me dijo que ya había entrado en su casa en dos ocasiones". Además, el testigo creyó que la víctima era padre del acusado y dice que le preguntó "¿cómo pudiste matar a tu padre por 50 euros? y él se calló, se río y se puso blanco".

Varios indicios hallados en el lugar del crimen llevaron a la Guardia Civil a dar con el acusado. Un guante de látex al lado del cadáver calcinado de Burés, similar a otros hallados en la casa del acusado; así como había huellas de zapatillas coincidentes con las encontradas en el registro de el domicilio de Costa.