Tras cinco días de lucha sin descanso contra el epicentro del incendio en Pedrógrao Grande, bomberos y personal de Protección Civil pudieron dominar este mortífero fuego si bien la batalla contra las llamas continúa en los municipios centro lusos de Góis y Pampilhosa da Serra, donde los focos que parecían controlados se han reavivado fruto de las condiciones climatológicas ya que el viento se ha convertido otra jornada más en aliado de la deflagración. A pesar de esta situación, el comandante de operaciones de socorro en Góis, Carlos Tavares, afirmaba en rueda de prensa que confía dar por concluidas las labores de extinción, que al cierre de esta edición se centraban en dos focos activos, durante la jornada de hoy. "Estos cambios de viento nos ha traído algunas complicaciones, algunas reactivaciones, obligando a un trabajo intenso por parte de todos los operativos", afirmó Tavares.

Y es que a pesar de quedar varios flecos todavía por atacar, el incendio más peligroso y persistente ya fue reducido. El gran fuego que terminó con la vida de 64 personas y dejó 179 heridos -25 en la aldea de Góis- pasó a estar controlado en la tarde de ayer, según anunció el comandante de Protección Civil de Portugal Vítor Vaz Pinto, quien explicó que el fuego ya no va a avanzar más allá del perímetro establecido de 153 kilómetros. Aun así, las autoridades mantendrán todo el dispositivo implicado en el terreno -cerca de 1.200 efectivos, 400 vehículos terrestres y tres medios aéreos- ante el riesgo de producirse reactivaciones. La preocupación ahora son los municipios de Góis y Pampilhosa da Serra en donde trabajan una quincena de medios aéreos tras ser desalojadas 27 aldeas debido a los incendios, si bien ya se ordenó el regreso de los moradores de tres de ellas.

Posibles causas

Si bien los esfuerzos se centran en el combate contra las llamas y el apoyo a las víctimas, se empieza a discutir cuáles fueron las causas del fuego. Desde un primer momento se apuntó a causas naturales, en concreto por el impacto de un rayo sobre un árbol seco sobre el que prendió fuego y rápidamente se propagó por la zona ayudado por factores meteorológicos adversos. Sin embargo ayer, el presidente de la Liga de Bomberos portugueses, Jaime Marta Soares indicaba que el incendio se había producido horas antes de que se iniciase la tormenta seca por lo que achaca criminalidad al suceso. Tras estas palabras, la Policía Judiciaria ya confirmó que se reunirá con Soares y su equipo para que les expliquen las razones a su argumentación, ya que sería un cambio de rumbo muy importante para el análisis de este incendio.

Frente a las críticas al presidente de la República portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa por la magnitud y rápida propagación del fuego, también se sumaron en los últimos días llamadas de atención a la GNR, ya que varios testigos, según apuntaron medios portugueses, los agentes no cortaron la EN 236-1, carretera que terminó con la vida de 30 personas cercadas por las llamas. El Comando General de la GNR consideró que la propagación del fuego fue "inesperada y espantosa repentina, sorprendiendo a todos", víctimas y agentes. "Los fatídicos acontecimientos de la EN 236-1 se dieron en un contexto inusual, una vez que el fuego ha alcanzado esta carretera de forma totalmente inesperada, inusitada y espantosa", añadía en el comunicado el alto mando de la GNR.