Cuando se cumplen casi cuatro meses del ingreso en prisión preventiva de C.V.I., un hostelero vigués de 40 años acusado de abusos sexuales a una decena de menores, la instrucción de la causa podría dar por terminada próximamente el turno de declaraciones. Según relataron fuentes próximas al caso, la magistrada del Juzgado de Instrucción 6 de Vigo, encargada de la investigación del caso, ha tomado declaración en torno a una treintena de testigos con el fin de arrojar luz sobre los supuestos hechos delictivos que este empresario habría llevado a cabo durante meses. La Policía Nacional lo detuvo el pasado 19 de abril acusado de abusar sexualmente de hasta 15 menores, todos varones de entre 14 y 15 años de edad, los cuales compartían un grupo de WhatsApp con el ahora preso en el que presuntamente les enviaba imágenes de "alto contenido sexual" e incitaba al visionado de películas porno, relataban los agentes en un comunicado.

Por su parte, la defensa del hostelero de 40 años había solicitado su puesta en libertad, petición rechazada por la magistrada. La Audiencia está ahora pendiente de resolver un recurso sobre salida de prisión tras ser denegada por la jueza instructora.

Según pudo saber este periódico, varios de los menores que prestaron declaración corroboraron los hechos por los que C.V.I. está siendo investigado. Si bien la causa se sigue por varios delitos contra la libertad sexual, será la investigación policial y judicial la que revele el alcance de la presunta comisión de estos ilícitos, que podrían tipificarse como abusos, exhibicionismo, provocación o corrupción de menores. Lo que sí ha trascendido es que, por el momento, todavía no se han presentado nuevas denuncias de posibles víctimas de abusos. La investigación policial está siendo muy ardua para los agentes a cargo del caso, y es que, según ha trascendido, la cantidad de mensajes y archivos que están siendo analizados es innumerable mientras que los medios de los que disponen para su estudio son escasos, lo que estaría retrasando el avance en la causa, según precisaron fuentes cercanas a la investigación.

Su local, bajo otra dirección

El operativo, iniciado meses atrás, fue destapado por un propio agente de la Policía Nacional, quien extrañado por los constantes viajes del varón en su coche deportivo siempre acompañado de niños, puso la situación en conocimiento de la comisaría. No solo camelaba presuntamente a los menores con viajes en su flamante Maserati, sino que su opulencia quedaba presuntamente patente en otras acciones de captación de menores como fiestas y paseos a bordo de su yate o invitaciones a partidas en la bolera o comidas y cenas en el restaurante italiano que regentaba.

Este céntrico local, situado en la calle Montero Ríos permaneció con sus persianas cerradas al público durante muchas semanas, hasta que finalmente colgó el cartel de "se vende". Actualmente es otro negocio, también de restauración, el que ocupa el espacio dejado por su local.