Un niño de 13 años que participaba en unas colonias organizadas por un centro de recreo de Solsona (Lleida) en la localidad ampurdanesa de Roses (Girona) murió ayer al precipitarse accidentalmente por un acantilado.

Según fuentes de emergencias, un grupo de menores de las comarcas de Lleida que están pasando unos días de colonias en un campamento de la localidad estaban recorriendo el camino de ronda cuando entre Cala Montjoi y Cala Pelosa, por causas que se desconocen, uno de ellos habría resbalado y se precipitó desde una altura de unos 30 metros.

Distintos servicios de emergencias recibieron el aviso de uno de los monitores sobre las 12.15 horas y, a pesar que acudieron con rapidez al lugar del accidente, que no es accesible por tierra, tanto los Mossos d'Esquadra como la Policía Local, el Sistema de Emergencias Médicas (SEM) y los bomberos no pudieron hacer nada por salvar la vida al niño.

Una embarcación particular trasladó a los primeros efectivos del cuerpo de Bomberos hasta la zona del suceso y practicaron las primeras maniobras de reanimación. Posteriormente un helicóptero trasladó al niño en estado muy crítico hasta Cala Montjoi, donde una ambulancia del SEM lo recogió y lo llevó hasta el Centro Médico del Càmping Cala Montjoi, donde finalmente se certificó la muerte.

Los servicios de emergencias activaron de inmediato el servicio de apoyo psicológico para los padres del menor, sus compañeros y los monitores. Por su parte, la alcaldesa de Roses, Montse Mindan, contactó con el regidor accidental de la localidad de Solsona para ofrecer el apoyo municipal en todo lo que sea necesario.

Desplomado

En Asturias, un ovetense de 53 años, falleció ayer segundos después de salir del agua en la playa de San Antolín, en Naves de Llanes, en presencia de sus dos hijos, de 15 y 13 años. Ni siquiera la inmediata asistencia de dos médicos y una enfermera que se encontraban en el arenal logró salvar la vida de un hombre que los profesores de la escuela Surf Skull, en la que precisamente hoy iba recibir clase, calificaron de "romántico del surf" y "amante de las olas".

El fallecido había practicado surf en San Antolín con sus hijos. Tras salir del agua se desplomó y los niños se asustaron, creyeron que había sufrido un ataque epiléptico. Los profesores de surf se los llevaron hacia su puesto y tres bañistas, dos médicos y una enfermera intentaron reanimarlo.