Si bien estos profesional alaban y ensalzan la visibilidad de estos casos por parte de los medios o administraciones, también lanzan una pequeña advertencia hacia el futuro: mucha teoría y poca práctica. "Los cursos o programa que se llevan a cabo hoy en día son muy ochenteros, demasiado teóricos. Deberían ser programas más largos o partiendo de la infancia, instaurar una asignatura de valores para poder afrontar estas problemáticas sociales y que puedan interiorizarlas antes y de manera más sólida", defiende Romero.

Y desde el punto de vista del profesional, ¿cómo se tratan estos casos? Una víctima atraviesa por distintas fases, y si bien la mental es fundamental.

"No es al principio cuando se busca la ayuda, en un primer momento se preocupan más por enfermedades o embarazos. La mujer se encuentra en shock emocional, bloqueada, y empiezan a aparecer síntomas depresivos. Es pasado igual varios años cuando la víctima tiene conciencia de que esa agresión le está provocando unos altibajos y que necesita buscar ayuda", explica la psicóloga social. ¿Y el trato profesional con el agresor?

"Los tratamientos hacia los agresores son muy limitados y realmente lo único que funcionan con este tipo de personas es la terapia conductiva conceptual; cambiar sus la forma en la que interpretan sus emociones y trabajar la empatía", aclara esta psicóloga viguesa, quien reconoce que a ella también le llegan cada vez más mujeres que buscan asesoramiento por haber sufrido delitos sexuales. "Más que de violaciones consumadas, que también, muchas mujeres si buscan consulta por temas de abusos", añade Romero.