"Que salga el responsable y no vuelva a pasar más", clamó ayer María del Carmen Núñez, la madre de Rocío Cortés, la joven de 25 años fallecida el pasado domingo en el hospital Virgen de Valme de Sevilla capital, aplastada por el ascensor en un accidente inexplicable que sin embargo "no era nuevo".

Ayer fue enterrada la joven, que acababa de dar a una niña, en el cementerio de Dos Hermanas (Sevilla). La madre, muy emocionada, lamentó haber perdido a su hija en un accidente como éste, fruto de que "los ascensores no han tenido el mantenimiento adecuado".

"Me cuentan además que es un problema de hace mucho tiempo", añadió María del Carmen. "Se han llevado la vida de una niña de 25 años que deja a tres hijas y una muy pequeñita, de tres días", lamentó.

El padre de la joven, Juan Manuel Cortés, opinó por su parte que estas cosas "no pueden ocurrir en los tiempos en los que estamos", ni que un hospital como el de Valme "tenga ascensores con 30 años, cuando se pegan 24 horas funcionando". El padre de la joven añadió: "El mantenimiento de los ascensores es una de las claves de lo ocurrido, pero otra es que tendría que haber ido un celador por delante y otro por detrás de la camilla de un enfermo. Un primo de la víctima aseguró por su parte que "Rocío murió, consciente, aunque sedada, por lo que no sufrió". Ayer se conoció el avance de la autopsia practicada al cadáver. Cortés murió como consecuencia de un "traumatismo craneal severo".

La mujer sufrió un "aplastamiento" entre el suelo y el dintel de la cabina del ascensor, al comenzar a elevarse en un momento en el que el extremo de la camilla donde descansaba la cabeza de Rocío Cortés estaba fuera del habitáculo del ascensor.