Cinco miembros de una familia francesa, tres niños de 3, 7 y 9 años, la madre, de 32, y la abuela de los pequeños, de 60, fallecieron a primera hora de la mañana de ayer al estrellarse el coche en el que viajaban contra un camión en la carretera N-I, a la altura del desfiladero de Pancorbo (Burgos). El padre, que según el director general de la DGT, Gregorio Serrano, pudo quedarse dormido al volante, motivo por el que el invadió el carril contrario, pudo salir por su propio pie del destrozado vehículo, con heridas leves, pero ahora está hundido.

El accidente se produjo a las ocho menos veinte de la mañana en el kilómetro 304 de la N-I, una zona señalizada como de alta concentración de accidentes. El turismo invadió el carril contrario y colisionó contra un camión cisterna, cuyo conductor, un polaco de 55 años, resultó ileso. El hombre, muy afectado, aseguró que observó que el turismo invadía su carril, por lo que intentó avisarle con las luces y el claxon. Tras el impacto frontal, el turismo salió desplazado contra la pared del desfiladero. Ninguno de los conductores dio positivo en la prueba de alcohol y drogas.

El padre de los menores, A. D., de 35 años, presentaba un cuadro de shock nervioso, por lo que fue evacuado al Hospital Santiago Apóstol de Miranda de Ebro (Burgos). Conducía un Peugeot 607 con cinco plazas, aunque en él iban seis personas. Las primeros indicios apuntan a que la familia no utilizó de manera correcta los sistemas de retención.

Al lugar del accidente se desplazaron agentes de la Guardia Civil de Tráfico y Bomberos de Miranda, ya que las víctimas habían quedado atrapadas. También se envió una UVI móvil, dos ambulancias de soporte vital básico y personal de Atención Primaria del centro de salud de Briviesca.

El Equipo de Reconstrucción de Accidentes completará la investigación del siniestro, el segundo que registra la N-I en 2017, tras el fallecimiento el 27 de julio de un hombre de 54 años al chocar contra un camión en Briviesca. La carretera N-I es una vía convencional de dos carriles que une Burgos y Miranda de Ebro, y soporta una intensidad de 10.000 vehículos diarios, 4.500 de ellos camiones. Su única alternativa es una autopista de peaje, la AP-1, que va paralela a la carretera y debería liberalizarse en 2018. La Plataforma de Vecinos Afectados por la N-I llevan años reclamando una autopista libre de peaje para reducir el tráfico, sobre todo de camiones. Su portavoz, Rafael Solaguren, responsabilizó a Fomento de estas última muertes, "por inacción". La Asociación DIA de víctimas de accidentes subrayó que la N-I "no reúne las condiciones de seguridad suficientes".