Paula Mas, la joven de la pareja asesinada a finales de agosto en el pantano de Susqueda, fue ejecutada. Según la autopsia, recibió un disparo en la sien con un arma corta, posiblemente una 9 milímetros. Conocer las causas de la muerte de su compañero, Marc Hernández, está resultando mucho más complicado. Su cuerpo presenta un tiro en la espalda, además de otros que parecen corresponder con movimientos propios de defensa, y varias heridas en el pecho que podrían ser cuchilladas, pero no está muy claro porque están deformadas por la acción de algún animal.

El cuerpo de Paula Mas permaneció un día entero a la intemperie, fuera del agua, debido a la disminución del caudal por la sequía. El calor provocó que su cuerpo se descompusiera con rapidez, lo que está dificultando enormemente saber si la joven fue víctimas de agresiones sexuales, según publicó ayer el diario La Vanguardia.

Los Mossos d'Esquadra siguen buscando pistas y pruebas en el pantano de Susqueda. En sus márgenes, las balas, los teléfonos, cualquier cosa que pueda ayudar a esclarecer los crímenes. Y en el agua se sigue rastreando en busca de la mochila que hubiera servido para hundir el cuerpo de Paula en la presa.

Los investigadores están convencidos de que los asesinos conocen perfectamente el lugar donde cometieron los asesinatos. Es decir, que son vecinos o que la frecuentan con asiduidad, y se encontraron allí con la pareja por casualidad. Según el diario catalán, el punto elegido para sumergir el coche a ocho metros de profundidad, no se puede ver desde ningún sitio. O se conoce o no se sabe que existe ese lugar. Porque si los asesinos hubieran proseguido por la misma carretera no se habrían podido deshacer del Opel Zafira en el que la pareja llegó al pantano de Susqueda.

Paula y Marc tenían 21 y 24 años y eran vecinos de Arenys de Munt y Cambrils. Dos semanas después de su desaparición, la única pista clara fue la de un vecino que declaró haber escuchado un disparo. Estuvieron 33 días desaparecidos.