Un maltratador reincidente se confesó ayer autor de tres nuevas palizas a su expareja para conseguir una reducción de condena. El acuerdo de conformidad alcanzado con la Fiscalía y la representante legal de la propia víctima, permitió que las penas de 6 años de prisión que solicitaba inicialmente el Ministerio Público se rebajaran a dos años de cárcel, 120 jornadas en beneficio de la comunidad, 2 años sin poder portar armas de fuego y 8 años de alejamiento de la víctima, con la que tampoco podrá comunicarse.

Pese al beneficio pactado, el joven -que había aceptado en la sala de vistas el acuerdo- se mostraba reticente a la hora de firmarlo, por lo que la magistrada de Penal 3 le recordó que si no estaba de acuerdo y prefería, se celebraba la vista. El acusado, Braulio L.S., que acudió al juzgado escoltado desde la prisión de A Lama donde permanece por otro caso, optó por la conformidad y confesó tres delitos, dos de maltrato y uno de lesiones, ante los 6 años que podían venírsele encima si se celebraba el juicio.

El joven, condenado previamente en firme por sendos delitos de violencia doméstica y de género mediante acuerdos de conformidad, incumplió las condenas y quebrantó la prohibición de acercarse a su pareja. Así, según el escrito fiscal que ayer admitió prácticamente en su totalidad, se indica que en el verano de 2016, pese a tener en vigor la orden de alejamiento, se reconcilió con su novia y se fue a vivir al domicilio de ella en Vigo.

Pero la paz de la pareja duró poco. El 24 de agosto, a medianoche, tras iniciar una discusión con la joven en el domicilio común, la sujetó fuertemente por ambos brazos, la zarandeó y le propinó patadas por todo el cuerpo y un puñetazo. Como consecuencia la víctima sufrió lesiones como hematomas en pierna izquierda y región abdominal, tumefacción en el labio inferior y dolor en el codo izquierdo. Lesiones que requirieron asistencia facultativa y tardaron diez días en curar.

Meses después, en el 14 de noviembre de 2016. Braulio L.S., pese a la prohibición existente, acudió al domicilio de su expareja sobre las dos de la madrugada e inició otra discusión. En esta ocasión, según el escrito de acusación, le propinó reiterados puñetazos en la cara, la tiró al suelo y allí le propinó patadas por todo el cuerpo. Nuevamente la víctima sufrió edema en el labio, arañazos y erosiones en cejas y hematomas en la frente. Tardaron en curar cinco días y no dejaron secuelas.

La última agresión se produjo apenas siete después. El 21 de noviembre de 2016, el condenado, tras encontrarse con su expareja en un loca de ocio de Vigo sobre las 07.30 horas y pese a la orden de alejamiento en vigor, se acercó a la víctima y le mordió en la boca, le propinó varios puñetazos en la cara y la tiró al suelo, donde la agarró de los brazos zarandeándola y tirándole del pelo.

La chica sufrió lesiones como hematomas en cara interna del labio, canto derecho y excoriaciones puntiformes "compatible con mordedura", según el escrito fiscal. Además de hematomas en mejillas y esquimosis en antebrazo y rodilla, precisó dos puntos de sutura y tiras de aproximación en un dedo de la mano. Requirió tratamiento de cirugía menor.