"Era un profesional de verdad, no se arredraba ante nada", aseguraron las dos empleadas de la sucursal retenidas ayer durante el atraco. A las dos mujeres les ofrecieron ayuda psicológica, pero se negaron. Tras ser liberadas, se reunieron con sus familiares en cercana sucursal de La Caixa. En la tarde de ayer prestaron declaración en el cuartel de Cangas de Onís. También el cliente retenido, Lucio Cueto.

El "profesional" que les había mantenido retenidos, Juan Carlos Sahagún Gobentes, que acabó pegándose ayer un tiro, tenía al menos veinte antecedentes, que se iniciaron en el año 1980. Había sido arrestado y condenado por robos con violencia, lesiones, tenencia de explosivos y quebrantamiento de condena. Este último delito porque en 1989 protagonizó un rocambolesco intento de fuga de la cárcel de El Dueso, en Cantabria. Durante tres días estuvo escondido con otros dos presos en un sobretecho de la cárcel, mientras funcionarios y agentes les buscaban por todas partes. Al final los encontraron, muertos de hambre y destrozados anímicamente. En su historial hay atracos en Haro (La Rioja), Echarri-Aranaz (Navarra) y las localidades burgalesas de Treviño y Miranda de Ebro, su ciudad natal.

En febrero de 2011, aprovechando un permiso concedido mientras cumplía condena en la cárcel alavesa de Nanclares de Oca, atracó el psiquiátrico de San Juan de Dios en Palencia, junto a otros dos cómplices. Querían llevarse el salario de los residentes, pero se confundieron de oficina y retuvieron a unos empleados, a los que desvalijaron y golpearon. Cuando escapaban chocaron contra un coche, causando lesiones al conductor. Huyeron pistola en mano, pero la Guardia Civil les detuvo. A Sahagún le cayeron otros cinco años de prisión. Acababa de salir de la cárcel en febrero de este año, según indicaron fuentes de la Guardia Civil. También acababa de salir de el otro atracador, J.M.S.V. A los agentes les aseguró que había sido engañado por el otro para cometer el atraco. Anoche fue trasladado a los calabozos del cuartel de Llanes, donde estaba previsto que pernoctase. Hoy se le tomará declaración y podrá contar su versión.

Los agentes de la Guardia Civil permanecieron en la sucursal atracada hasta bien entrada la noche de ayer. A lo largo del día habían estado localizando los casquillos y los impactos de la lluvia de balas provocada por el atracador. Algunas, como la que impactó contra el escaparate de una cercana ferretería no había forma de encontrarla. El agujero dejado por el plomo evidenciaba la violencia vivida.