El presunto autor de las violaciones de tres mujeres en Bueu y Cangas ingresó ayer en prisión provisional y sin fianza tras prestar declaración durante dos horas en el Juzgado de Instrucción número 2 de Marín. El acusado, José Luis García Martínez, de 40 años de edad, reside en el barrio marinense de Cantodarea, está casado y es padre de una adolescente. Pese a residir en Marín, es natural de la parroquia de Beluso, en Bueu.

Dos de las víctimas -de 36 y 42 años- eran las exparejas de su hermano. La tercera es una mujer de 75 años, que fue el suceso que suscitó una mayor alarma social. En este caso, la única relación encontrada es que hace años el detenido trabajó en la casa de esta mujer realizando trabajos de albañilería con una empresa de construcción de la que era socio.

El auto de ingreso en prisión se demoró hasta última hora de la tarde, pese a que el acusado entró en el juzgado a las 13.45 horas y salió poco después de las 16.15 horas. Previamente, la juez tomó declaración a dos de las víctimas, que esperaron en los alrededores de la sede judicial hasta que el sospechoso entró esposado y ocultando su rostro bajo una capucha. Ambas eran las exparejas de su hermano mayor y las dos, visiblemente afectadas, rechazaron realizar declaraciones cuando dejaron el juzgado.

Esa coincidencia no pasó desapercibida a los investigadores, que desde una fase inicial de las pesquisas tenían claro la existencia de un vínculo entre las víctimas debido a los comentarios que realizaba su agresor, pues se notaba que las conocía. Más sorprendente es el caso de la mujer de 75 años de A Portela, con la que el único nexo conocido era el de haber trabajado en su casa. No se descarta que la eligiese por ser una víctima fácil y porque conocía la vivienda.

La investigación se prolongó durante más de un año ya que la primera denuncia fue por unos hechos ocurridos en Trasouto (Bueu) en julio de 2016. Las pesquisas las realizó la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Pontevedra, en el marco de una operación denominada como "Geronta" y que era una prioridad debido a la forma de actuar del sospechoso.

"Se realizaron decenas de entrevistas personales y se valoraron los perfiles criminológicos de los sospechosos que surgieron durante el proceso. Todo ello, junto con los resultados de los estudios genéticos y los teléfonos investigados, permitió la identificación del presunto autor", explican desde la Guardia Civil. Al parecer, en alguno de los casos siguió acosando a sus víctimas con llamadas telefónicas desde un número oculto.

La detención del sospechoso se realizó el martes en su domicilio de Marín y posteriormente se registró su vivienda. En esa inspección se encontraron varios objetos presuntamente empleados durante las agresiones, como un cuchillo, una pistola simulada, cinta aislante, una cuerda y la mochila descrita por varias de las víctimas. Según pudo saber este periódico, hace algún tiempo el acusado había solicitado el permiso para poder portar un arma de aire comprimido.

El sospechoso asistió impasible, con la cabeza gacha y sin pronunciar una palabra durante todo este procedimiento, ni siquiera cuando se le comunicó que quedaba detenido y los motivos del arresto hizo comentario alguno. Solo rechazó las acusaciones que pesan contra él. La juez dictó orden de prisión provisional y sin fianza, a la espera de realizar nuevas diligencias. Entre las acciones requeridas por la magistrada destacan pruebas de ADN, si bien se apunta que pudo ser extremadamente cuidadoso en los dos primeros casos.