"Si no estuviéramos nosotros allí, a estas alturas estaba muerta", explicó ayer el operario de la excavadora Flavio Costa, un obrero portugués de la empresa Narom que trabajaba para asfaltar la carretera local.

El obrero destacó que entretuvo al perro haciéndole ruido con el cazo de la maquina para que soltase a su víctima, ya que no había ninguna otra forma.

Antes, estos obreros y Gerardo Álvarez -jefe de la Policía Local que se encontraba libre de servicio- le habían pedido a María que prendiese al perro porque amenazaba con morderles, "pero fue cuando se abalanzó sobre ella". Álvarez realizó un disparo al aire. "Fueron momentos de tensión y a mi solo se me ocurrió ir a casa a buscar la pistola, pero no me abría el portal y tuve que llamar por teléfono a mi mujer para que me abriese y poder entrar", explica Álvarez, por su parte.