"Me sometí, cualquier cosa que me pidieran la iba a hacer, estaba en shock", aseguró la joven que denunció la violación de La Manada, durante su declaración el pasado 14 de noviembre ante la Audiencia Provincial de Navarra. Se ha dado a conocer el contenido de las respuestas que ofreció la joven a la Fiscalía, las acusaciones y las defensas de los cinco acusados, cuya sentencia puede retrasarse hasta el mes de enero. La víctima aseguró que no consintió las relaciones y que sintió "miedo" durante la agresión, en la que se sintió sin escapatoria alguna. También indicó que les denunció no porque supiese que la habían grabado, sino porque "habían cometido un delito, porque hicieron algo que no quería hacer". En su declaración, la joven confesó su zozobra y el hundimiento en el que cayó: "Cuando llegué a casa sentía mucha culpabilidad, pensaba que podía haber hecho más para evitarlo".

La joven negó en todo momento que hablara de sexo con los acusados, a los que acababa de conocer, que hubieran acordado mantener relaciones sexuales o que supiera cuál era su intención al entrar en el portal. Y menos que fuera ella quien llevara la iniciativa. "Ni pensé ni pude decidir en ese momento", aseguró, rotunda. Igualmente aseguró que en ese momento supiese que se habían grabado vídeos. "Ahora lo sé, pero no lo sabía, estaba con los ojos cerrados", señaló. "No vi ningún móvil ni nada grabando, y tampoco me lo manifestaron", aseguró. Cuando se enteró, se derrumbó: "No podía entender ni el porqué, ni para qué, y al ser un caso que había salido en toda la prensa, pensaba que lo iba a ver todo el mundo, que todo el mundo sabía quién era. Cuando me cruzaba por la calle con alguien que no conocía, pensaba que sabía quién era".

El 14 de julio de 2016, su amigo se fue a dormir al coche porque estaba muy cansado. Ella se quedó primero con un grupo que había conocido y finalmente se sentó en un banco. Fue cuando conoció a uno de los integrantes de La Manada, que le dijo: "Jo, menuda fiesta hay aquí montada en sanfermines". Pasaron a hablar de fútbol, de tatuajes, hasta que ella decidió irse también a dormir. "Ah, pues vamos contigo", le dijeron. "Para nada" hablaron de sexo.

Por el camino, el joven con el que había hablado comenzó a cogerla por el hombro y la cadera. "Yo me empecé a sentir un poco incómoda (...). Corté la conversación porque no me apetecía seguirla", aseguró. En un momento dado, se separó del grupo y giró por una calle, pero ellos la siguieron a cierta distancia. Le entraron a una chica y luego uno de ellos fue hacia ella: "Me acercó hacia él en plan agarrándome". Cuando se aproximaban al portal en el que sucedieron los hechos, "se fueron escorando a un lado". "Me sentí molesta, pero no pensaba que iba a pasar lo que pasó. No vi oportuno pedir auxilio", añadió. El que chico que la había acercado le dio un beso. "No me aparté. No es que lo viera raro, porque a ver. Me iba a dar un beso y ya está", explicó. Cuando le estaba besando y le daba la mano, entonces oyó a uno que había entrado al portal que decía: "Vamos, vamos". El que le besaba la tenía "agarrada de la mano" y "tiró" de ella hacia dentro, momento en el que otro también le agarró de la muñeca y le metió en el portal.

Tras la sorpresa que le generó esa circunstancia, empezó a "sentir miedo" al llegar a un cubículo, donde se vio "rodeada por aquellos cuatro" (ella habla de cuatro, no de cinco) que comienzan a quitarle la ropa. Su miedo se acrecentó, según sus palabras, cuando le agarraron de la mandíbula y le acercaron para hacer una felación, mientras otro le agarraba de la cadera y le bajaba los leggins y las bragas. "En ese momento estaba totalmente en shock, no sabía qué hacer, quería que todo pasara rápido y cerré los ojos para no enterarme de nada y que pasara rápido".

Recordó la presión en la mandíbula, que le tiraban de la cola del pelo y que la cabeza no le daba para pensar. "Me sometí para que acabara", insistió la joven, que dijo haber escuchado alguna que otra risa: "Recuerdo a uno que decía: 'Quillo, quillo, me toca a mí". Durante la violación, la joven fue sometida todo tipo de prácticas sexuales que nunca antes había realizado, un extremo que su letrado remarcó: "Un joven de 18 años no pasa de la normalidad a practicar sexo en grupo con cinco hombres por decisión propia". Cuestionada por las fotos que colgaba en redes sociales en las que se la veía de fiesta o con amigos declaró: "No iba a colgar fotos llorando". Y añadió que lo hacía para que su entorno no supiese que ella era la víctima.