Al margen de la declaración oficial que El Chicle realizó a la Guardia Civil, la que está recogida en el expediente judicial y que es la única reconocida por la defensa, existe otro testimonio del detenido, en el que da una versión muy distinta a ese supuesto atropello accidental.

En este relato, José Enrique Abuín explicaría cómo utilizó unas bridas para inmovilizarla tras meterla en el coche a la fuerza y cómo llevó su cuerpo hasta el pozo de la nave abandonada de Asados, en Rianxo.

Este es el relato que recoge Espejo Público:

"Estaba en el puente de A Pobra, al final del puente marítimo. Lo crucé, observé las caravanas de los feriantes y pensé en robarles el gasóil. Vi a Diana allí y sin querer le di con el coche, pero no le hice nada, solo que del golpe se le cayó el teléfono al suelo y se le rompió. Me bajé del coche para ver qué había sucedido y se puso a chillarme como una loca, diciendo que me iba a denunciar, que tenia que ir con cuidado. Le dije que subiera al coche pero se negaba; intenté calmarla pero como no lo conseguía cogí unas bridas y le até las manos.

La senté en el lugar del copiloto. Para que no se moviera mucho la embridé, sujetándola por el cuello al reposacabezas del asiento. Salí disparado de allí con el coche. En el camino se resistía y chillaba mucho; quizá tire alguna vez de la brida. La cuestión es que se calló de camino a Rianxo. Me asusté, la llevé hasta el pozo de la nave abandonado. Antes hubo una fábrica de gaseosas y el pozo era un manatial que yo había visto. Allí arrojé su cuerpo."