No fue sólo Rosario R.F., su mujer, quien dio a El Chicle la coartada que precisaba para la noche en que desapareció Diana Quer. Abuín consiguió convencer también a sus cuñados, una hermana de su esposa y su marido, de que tenían que ayudarle. Les pidió que si la Guardia Civil les interrogaba contasen que había estado con su pareja aquella noche, pues como tenía antecedentes por la violación de su cuñada en 2005 (aunque aquello quedó en nada y ni siquiera fue a juicio) y una condena suspensa por narcotráfico, el hecho de ser sospechoso en el caso podría llevarle a prisión. Los responsables de la Guardia Civil sostienen que ni la mujer ni los cuñados de Abuín Gey tenían la más mínima sospecha de que en realidad estuviera relacionado con la desaparición de Diana Quer, pero tras el ataque de Boiro comenzaron a dudar de él.

"Pensaban que, si podía hacer lo de Boiro, también podría haber hecho lo de Diana", dijo Jambrina. Fue entonces cuando desmontaron "la película" que habían contado para protegerle.

Al ver que se había desmoronado "la mentira" sobre la que había amparado su inocencia, El Chicle decidió confesar. "Se quiso liberar, al menos, diciendo dónde estaba el cuerpo. La parte de lo que hizo, no la quiere asumir", dijo Sánchez Corbí.