La autopsia que se practica al cadáver de Diana Quer tendrá la clave del caso. En torno a esos resultados girarán tanto las acusaciones definitivas que se le imputarán a José Enrique Abuín Gey, El Chicle, como la argumentación que articulará la defensa durante la instrucción y en el posterior juicio. Mientras no se conozcan esos datos, El Chicle ha optado por mantener la boca cerrada y limitarse a no declarar en sus comparecencias judiciales, un derecho que le asiste y que le sirve para ganar tiempo antes de que los resultados forenses puedan revelar, o no, un delito de carácter sexual. La diferencia es sumamente sustancial, pues significa el margen que existe entre una pena de 25 años por asesinato a la prisión permanente revisable si se suma agresión sexual.

Abuín se enfrenta a una acusación de siete delitos por los dos casos por los que declaró ayer. En la muerte de Diana Quer se le investiga como presunto autor de un homicidio/asesinato, detención ilegal y contra la libertad sexual, mientras que por el rapto frustrado de otra joven en Boiro el 25 de diciembre del pasado año se le imputan presuntos delitos de detención ilegal, robo con violencia e intimidación, lesiones y contra la libertad sexual.

Las únicas declaraciones oficiales que ha realizado el vecino de Taragoña, en Rianxo, fueron ante la Guardia Civil, en las que alegó que había atropellado a Diana Quer en la noche del 22 de agosto, vio que estaba muerta, y ante la posibilidad de regresar a prisión por sus antecedentes, decidió deshacerse del cuerpo. En un primer momento aseguró que se encontraba en aguas del muelle de Taragoña, pero cuando los agentes comprobaron que lo que decía no era cierto, acabó confesando que el lugar en el que se encontraban los restos de la joven madrileña de 18 años era un aljibe en una nave abandonada de Asados, también en el municipio de Rianxo. A la versión del atropello es a la que se agarra como un clavo ardiendo Abuín, aunque los datos preliminares no son muy favorables a esta tesis, ya que señalaban que el cuerpo no presentaba señales de violencia, pero si indicios de criminalidad. A ello se suma la sospechas de los investigadores de que el secuestro de Diana Quer esconde una motivación sexual, algo que ha negado El Chicle.

Mientras Abuín calla, su mujer, Rosario Rodríguez, ha pasado de ofrecerle la coartada casi perfecta a colaborar con la instrucción del caso. La mujer, que apenas coincidió unos minutos en los juzgados de Ribeira con el presunto asesino de Diana Quer, no tuvo ningún reparo en contestar a las preguntas que le realizó el juez, algo que reconocieron los abogados que asistieron a su declaración. De esa declaración no ha trascendido ningún dato, ya que el sumario permanece sub judice, si bien se sabe que no ha cambiado las últimas palabras ofrecidas ante la Guardia Civil, en las que reconocía que no había pasado la noche del 22 de agosto de 2016 con El Chicle, lo que supuso desmontar la coartada del acusado. De todas formas, aunque abandonó la sede judicial en libertad, el juez la mantiene como investigada. Tras su paso por las dependencias judiciales de Ribeira, Abuín regresó a la prisión de Teixeiro, donde permanecerá hasta hoy totalmente incomunicado, al expirar esta jornada el plazo máximo que otorga la ley para esta decisión judicial. La aplicación de esta medida se adoptó para evitar que pudiese influir en testigos del caso Diana Quer, huir de la justicia y evitar la reiteración del delito.

La comparecencia de El Chicle contó con la presencia del abogado Ricardo López Lago, que se ha hecho cargo de la acusación conjunta que van a ejercer los padres de la joven madrileña a partir de ahora. El letrado, que ejercitó la acusación popular en el caso Asunta, reconocía a la salida de la sede judicial que "pedimos la ratificación de la prisión provisional del investigado, tras ver como éste se negaba a declarar". Pérez reconoció que la actitud de la mujer fue otra, pero recordó que el caso se encuentra sub judice y "la ley me obliga a guardar silencio".

Igual de parcos en palabras se mostraron los dos abogados defensores, Manuel Meiriño, penalista coruñés que representa a Rosario Rodríguez, como Rubén Veiga, que asistió a El Chicle en su declaración como sustituto de José Ramón Sierra. Ambos evitaron hacer valoraciones al respecto.

El Chicle y su mujer no serán los únicos en pasar por la sede judicial para declarar sobre el caso de la desaparición y muerte de Diana Quer. En próximos días, los cuñados de Abuín, los mismos que avalaron junto a su mujer la coartada que esgrimió en su primer encuentro con la Guardia Civil, en noviembre de 2016, pasarán por las dependencias judiciales de Ribeira a declarar.

La localización GPS de su móvil y del de Diana resultó clave para que la investigación posase sus ojos en él y lo convirtiese en el principal sospechoso de la desaparición. El rapto frustrado de Boiro en diciembre precipitó su detención. La víctima le reconoció sin dudarlo.