Si al principio de la investigación José Enrique Abuín logró engatusar a todos sus familiares para levantar una coartada sostenida durante cerca de 500 días, la venda que pesaba sobre ellos se vino abajo. Su mujer Rosario, sus hermanas e incluso su madre cierran filas contra él dejándolo completamente solo ante la Justicia y ante unos hechos que podrían costarle una estadía de por vida entre rejas. Fue precisamente la también investigada en la causa por el crimen de Diana Quer, Rosario Rodríguez la que primero se apartó de su lado. Cambió su declaración inicial ante la Guardia Civil tras escuchar la grabación de la joven que logró escapar de las garras de Abuín y del maletero de su coche la noche del 25 de diciembre. El contenido de este audio supuso un punto de inflexión para ella: pasó de ser una mujer confiada y segura de su marido -ni siquiera apoyó a su hermana cuando en 2005 denunció a El Chicle por haberla violado- a sentirse completamente engañada por este. Así, terminó por confesar no haber estado con él la noche en la que desapareció Diana, testimonio que ratificó ayer ante el juez de Ribeira que instruye la causa. No sospechaba nada y no conocía esta supuesta doble cara de su marido.

La progenitora de Abuín -cuyo domicilio se encuentra solo a 200 metros de la nave donde sumergió el cuerpo de Diana- y otros miembros de su familia biológica también mostraron su repulsa por los atroces hechos cometidos por El Chicle. "Que se pudra en la cárcel, no iremos a verlo. No le vamos a defender. Es un monstruo, que reciba un gran castigo", afirmaron sus hermanas a varios medios de comunicación. Y es que ese castigo puede ser severo: a la pena de dos años y medio que tiene suspendida por tráfico de drogas se le podría sumar al menos 7 años por el intento de rapto a la joven de Boiro y al menos otros 15 por el homicidio de Diana (25 si se trata de un asesinato o prisión permanente revisable si se demuestra que la violó). Si la versión que sostiene su defensa -el atropello- afrontaría 4 años por un homicidio imprudente.

Su madre y su tía tampoco ahorraron calificativos hacia su hijo y sobrino. "Mi hijo es un monstruo, un asesino. Yo no crié a un monstruo pero se convirtió en uno", afirman las mujeres, quien como el resto de la familia ofrecieron sus condolencias a la familia de Diana.