Los 162 pasajeros y seis miembros de la tripulación de un Boeing 737 de la aerolínea turca Pegasus escaparon ilesos el pasado sábado de lo que podría haber sido una catástrofe aérea al derrapar el avión en la pista de aterrizaje del aeropuerto de la ciudad de Trebisonda, y resbalar por un acantilado hasta quedarse a pocos metros del Mar Negro. Tampoco se registraron heridos en el incidente, cuyas causas están bajo investigación.

Una de las pasajeras, Fatma Gordu, explicó que vivieron los pasajeros. "Empezamos a inclinarnos hacia un lado y luego hacia adelante. Hubo una ola de pánico, la gente gritaba y daba alaridos", destacó.