La sorpresiva reapertura del caso de la desaparición de la pontevedresa Sonia Iglesias, en paradero desconocido desde el 18 de agosto de 2010, y la investigación de su pareja, Julio Araújo, por homicidio y del hermano de éste, David, han dado un nuevo vuelco a las vidas de la familia de la joven. Esperanzados, pero a la vez cautos, aguardan que la policía reúna las pruebas suficientes para poner fin a siete años y medio de búsqueda y, sobre todo, mucho dolor. Es la particular agonía de los Iglesias.

-La herida sigue abierta casi ocho años después...

-Sí, sigue abierta y lo seguirá hasta que logremos saber qué le pasó a mi hermana.

-Esta nueva etapa del proceso les ha sorprendido con su padre hospitalizado.

-Sí, lo está. Pero bueno, lo que están es esperanzados con que al final se acabe sabiendo algo, porque el registro de San Mauro, después de siete años y medio, les ha abierto nuevas esperanzas. Piensan que, por fin, se pueda llegar a saber algo. Yo soy un poco más escéptica. No sé, puede que sí, pero también estoy muy preparada para el puede que no.

-Una prioridad, necesidad, para toda la familia es encontrar a Sonia, su cuerpo...

-Sí, porque para todos los familiares de desaparecidos lo más importante es encontrar el cuerpo de tu ser querido. Sobre todo para tener un sitio para poder despedirte de él, que no has podido. Lo siguiente es saber qué le pasó.

-El estado de salud de Julio Araújo también es malo.

-Sé que es algo pulmonar y que lo van a operar, que esta semana no pudo ser porque tenía fiebre. De todas formas, su dolor no es comparable al que nosotros llevamos sufriendo desde hace siete años y medio y que va a acompañarnos hasta que nos muramos.

-Poniéndose en lo peor, ¿temen que pudiese fallecer sin que se resuelva el caso?

-Lo que no nos gustaría es que él fallezca antes de que se pueda aclarar el caso. Nos gustaría que la policía pudiese demostrar todas las hipótesis que tiene y que pague por lo que ha hecho y no que se muera y se vaya de rositas.

-¿Se habían planteado alguna vez que su hermana podía estar en el panteón de los Araújo, como se sospecha?

-No, nunca lo habíamos pensado. No nos parece descabellado, cuando la policía sigue esa hipótesis será por algo. Es un sitio tan factible como cualquier otro. Pero puede estar ahí o en cualquier parte. Yo sigo afirmando que él sabe mucho más de lo que dice y el único que tiene en su mano resolver todo esto creo que es él.

-Siempre han tenido claro que Sonia murió.

-Nosotros ya lo pensamos desde hace años, porque después de tanto tiempo es muy difícil que una persona adulta no haya sido capaz en ningún momento de ponerse en contacto con su familia, ni con su hijo. Ya hace tiempo pensamos que está fallecida. Es duro porque no te puedes despedir.

-¿Siguen sin saber en que calidad se investiga al hermano de Julio Araújo?

-No lo sabemos, si en calidad de cómplice... Como todo está bajo secreto de sumario, no tenemos información.

-Respetando siempre la presunción de inocencia, lo que sí parece claro es que de la investigación se deduce que no podría haber sido la pareja de su hermana solamente.

-Sí, eso es lo que cree la policía. Me imagino que ellos tienen sus motivos. Cabe pensar que para deshacerte de una persona adulta, uno solo lo tiene difícil, para trasladar un cuerpo, abrir una puerta...

-Solo hay una hora y media en la que el sospechoso, Julio Araújo, no está localizable durante el día en que su hermana desapareció. En una ciudad como Pontevedra, con distancias cortas, en ese tiempo puede ocurrir de todo.

-En Pontevedra y en cualquier sitio, porque tú no tienes por qué acabar con la vida de una persona y deshacerte de su cuerpo en el mismo momento. Tú puedes hacer una cosa y más tarde hacer otra, incluso días más tarde. No hay que olvidarse de que él en ningún momento ha estado detenido. Él, al igual que nuestra familia, las personas que han acudido a comisaría, han ido a declarar y después tú te vas a tu casa. No creo que a él lo siguieran veinticuatro horas al día durante "x" meses, años. Ya no es solo hora y media; estamos hablando de muchas horas más.

-¿La familia ya se puso en lo peor en esas primeras horas?

-Mi madre estaba nerviosa desde el primer momento. Y ya cuando se dirigieron a los hospitales ya le preguntó directamente: "¿Qué le has hecho a mi hija?". Se lo dijo en presencia del padre de él, que le respondió cómo le preguntaba eso "si él la adora".

-¿En qué se basaba esa sospecha de su madre?

-Ella sospechó desde el primer momento porque esa misma semana él tenía que abandonar la vivienda. De hecho, su hijo estaba viviendo conmigo en mi casa para que no viese salir a su padre con la maleta. Ella ya le había dicho a él que la relación estaba rota. Se lo dijo a él y a toda su familia, entorno, compañeros de trabajo... Toda la parte de mi hermana sabía que él tenía que abandonar la vivienda y que la relación iba mal desde hacía tiempo. Si embargo, el entorno de él no sabía nada.

-¿Su sobrino, el hijo de Sonia y Julio, también lo sabía?

-Sí, porque en un momento dado le preguntó a mi padre, su abuelo, qué pasaba cuando se fuese de casa, si iba a seguir siendo su padre, si lo iba a ver igual... Todos sabemos que la relación iba mal. Lo cual me reafirma en decir que, a día de hoy, la única persona que ha salido beneficiada con la desaparición de mi hermana es Julio Araújo, que sigue en esa vivienda.

-¿Esa vivienda sigue teniendo hipoteca?

-Sí, una hipoteca que pagan mis padres, que van a seguir permitiendo que su nieto siga allí hasta que él quiera porque es la casa de su madre, con sus recuerdos, aunque sea muy duro el saber que allí puede vivir el presunto homicida de tu hija.

-¿Alguna vez Sonia transmitió que le tenía miedo o que sufría maltrato psicológico?

-No, pero en los últimos meses, como la relación estaba muy deteriorada él la acosaba: la llevaba al trabajo, la recogía, controlaba sus llamadas...

-¿Han llegado a temer por su seguridad?

-Por la de mi sobrino, sí. Hubo un tiempo en que habíamos pensado en solicitar su custodia. Cuando salió en los medios y llegó a sus oídos, nos amenazó. Me dijo que le dijese a mis padres que su hijo era solamente suyo, que "ellos lo van a entender". Se lo transmitimos a la policía y nos dijeron que no hiciésemos caso, que sólo quería asustarnos.