Fue consciente del ataque que estaba sufriendo y trató de defenderse, pero no pudo sobrellevar la violencia ejercida por su asesino. La gijonesa que desapareció el 13 de febrero en Navia y fue hallada el pasado lunes en el embalse de Arbón (Villayón) luchó con su homicida, tanto que sus brazos muestran claras señales de resistencia. Las lesiones que presenta en el cuello podrían ser compatibles con un intento de estrangulamiento. No obstante, lo que la mató fueron los fuertes golpes recibidos con un objeto contundente en la cabeza, que le fracturaron el cráneo.

El estado en el que fue encontrado el cadáver apunta además a una posibilidad inquietante. La mujer llevaba el vestido negro con el que se la vio por última vez el día que desapareció, pero no llevaba ropa interior.