Ángel Cruz está roto. No sólo ha perdido a su hijo de la forma más trágica, sino que ha sido supuestamente a manos de la mujer que ahora llenaba su vida. Pero las reacciones de Ana Julia y el relato de hechos que no cuadraban con la realidad le hicieron sospechar de ella. Tanto, que comunicó al agente de enlace de la Guardia Civil con la familia sus temores, y le pidieron ya el viernes pasado que siguiera adelante como si nada y que ella era sospechosa pero que no debía notar nada para poder "cazarla", como finalmente sucedió.

Ana Julia Quezada fue quien encontró la camiseta blanca de Gabriel a cuatro kilómetros de donde lo buscaban un día que salió a pasear con Ángel. Pero al relatar los hechos apuntaba que habían sido los dos con gran ahínco. También perdió en dos ocasiones su teléfono móvil, y el día en que fue detenida con el cuerpo del pequeño en el maletero tras recogerlo del pozo donde lo había tenido hasta entonces, llevaba el de su pareja al que había dejado en un hotel para una entrevista.

De hecho, un periodista amigo de la familia llamó a Ángel y respondió ella: "Ya le digo que te llame. Ahora no puedo atenderte. Tengo aquí a la Guardia Civil y seguro que me paran", explicó el redactor de El Periódico. Y efectivamente, varios coches patrulla se le cruzaron, la pararon y hallaron al pequeño muerto entre mantas en el maletero. Fue su última conversación antes de ser detenida.

El hecho de que la muerte de su hijo tenga vinculaciones con alguien tan cercano y que Ángel haya tenido que disimular y aceptar sus abrazos y caricias todos estos días sin que ella notara que sospechaba de ella, han hecho también mella en el padre de Gabriel, que ayer sólo se dejó ver pero que no pudo hacer ningún tipo de declaración.

Las sospechas se ampliaron contra Ana Julia por las largas que dio a los agentes para facilitarles sus teléfonos e incluso el ordenador, del que previamente borró cosas.