En la mañana del 12 de abril de 2015, Mónica F. F. logró reunir las últimas fuerzas que le quedaban para recorrer los 30 metros que separan el lugar en el que su expareja la había dejado tirada en el interior de su coche y la puerta de Urgencias del hospital Povisa. Llegó con la hoja de un cuchillo atravesándole el cuello, un arma que su expareja le había clavado momentos antes. Ayer, los propios forenses que declararon en el juicio por el intento de asesinato de Mónica reconocieron que es "casi inexplicable" que las heridas que sufrió esta mujer de manos de su agresor no le hubieran causado la muerte.

La víctima relató ayer en el juicio: "Cuando le empecé a rogar, a suplicar que no me dejase morir, le decía que me casaría con él" y él se "reía". "No me pude defender en ningún momento", añadió.