Ana Julia Quezada mató a Gabriel "por celos" y la versión de que hubo una discusión previa con el niño no se sostiene. "Los padres educaron en todo momento al niño en el amor y el respeto, en ningún momento Gabriel pudo hacer esos insultos", aseguraron ayer, en rueda de prensa, los investigadores del caso, el teniente coronel de la Guardia Civil José Hernández Mosquera y el comandante de la Unidad Central Operativa (UCO) Jesús Reina, quien en un momento dado llegó a romper en lágrimas al recordar el momento en que se encontró el cadáver. Estaba previsto que Ana Julia Quezada ingresase en la prisión almeriense de El Azebuche, después de que el juez retomase en la mañana de ayer el interrogatorio suspendido el miércoles y ordenase su encarcelamiento. Las pruebas, indicó en el auto de prisión, "son abrumadoras" y es evidente la "malvada voluntad" de Ana Julia, "dirigida especialmente a asegurar la comisión de su macabro plan criminal".

Los investigadores no ahorraron epítetos a la hora de describir a Ana Julia. Se trata de "una persona con frialdad máxima, con falta de preocupación sobre otras personas, posesiva y egocéntrica". "Es bastante manipuladora", apostillaron. Los agentes no tienen duda en su calificación del caso: detención ilegal y asesinato. Ana Julia se llevó al crío hasta la finca familiar de Rodalquilar y allí le asfixió el mismo día de su desaparición. Luego ocultó el cuerpo en un "agujero" sobre el que arrojó tierra, piedras de jardinería y unos tablones. Los investigadores fueron desgranando cómo se fueron desarrollando las pesquisas, centradas en el entorno familiar, y condicionadas por el hecho de que tenían la esperanza de que el niño aún estuviera vivo.

El hecho de que Ana Julia dijera que había encontrado la camiseta de Gabriel alentó esta hipótesis, aunque, en paralelo, reforzó la sospecha de su implicación en la desaparición. Entonces ya conocían su pasado en Burgos, donde falleció su hija en extrañas circunstancias. Los investigadores tienen claro ahora que Ana Julia dejó la camiseta allí para darles una pista falsa y dirigir las sospechas a su exnovio, que vive en las inmediaciones.

Los responsables de la operación indicaron que el cuerpo del menor permaneció semidesnudo, en todo momento enterrado junto a la vivienda en Rodalquilar. La ropa fue arrojada por la presunta asesina en un contenedor de vidrio de Retamar. Los investigadores aseguran que tienen acreditado que Ana Julia Quezada actuó sola de acuerdo a su "patrón ilógico" y "con cierta ambición económica". Barajaron el móvil económico porque la detenida mostró, además, interés para que la familia subiera la recompensa para quien aportara pruebas sobre Gabriel.

En cuanto al móvil del crimen, el comandante de la UCO indicó que "la razón sólo está en la mente de la persona que lo realiza". "Hay un hecho muy evidente. Para Ángel, Gabriel era lo más importante", apostilló, subrayando que pasaban juntos todo el tiempo libre que podían. Del menor, añadió el responsable policial: "Gabriel era un niño bueno, que si le dices móntate en el coche, se habría ido con ella. No sabemos exactamente todo lo que ha ocurrido, pero sabemos que se lo llevó".

Con sus numerosas "incongruencias" -como la supuesta pérdida de su móvil al reclamarlo la Guardia Civil-, Ana Julia quiso apartar a los investigadores del rastro del niño. Ellos, a su vez, querían que tuviera la sensación de que no estaba vigilada -"dejarla suelta"-, por si el menor estaba vivo. "No sabíamos si nos llevaría al habitáculo donde estaba Gabriel". "Todos hubiéramos querido encontrar a Gabriel con vida, pero finalmente hemos conseguido el objetivo", remató el teniente coronel Hernández Mosquera.