El alijo de 1.500 kilos de cocaína procedente de Sudamérica e intervenido a bordo del Coral I la víspera de Reyes de 2015, que debía ser recogido por una potente lanzadera de 2.000 CV "disfrazada" de pesquero, llega a juicio el próximo 7 de mayo. La Audiencia de Pontevedra juzga la operación Visillo, una de las más importantes de los últimos años tanto por la cantidad de droga intervenida como por la desarticulación de dos importantes organizaciones: la gallega atribuida al cambadés Rafael Bugallo Piñeiro, alias Felo y O Mulo, y la de paramilitares colombianos Los Urabeños -que habían montado un "despacho" en Vilagarcía-, y cuyo jefe José Iván Salazar Castaño no se sentará en el banquillo pues ha fallecido.

El tribunal encargado de juzgar a los 17 procesados es la sección segunda de la Audiencia, el mismo que el pasado mes de enero condenó a O Mulo a 8 años y 9 meses de prisión junto con otros 13 integrantes de su banda por la introducción de casi cuatro toneladas de cocaína en el verano de 2008. Miles de turistas vieron arder en A Lanzada una gran planeadora varada en la playa a la que prendieron fuego los propios narcos que también llenaron el mar de fardos de cocaína. Entonces Felo confesó y relató el papel de cada uno en su organización. Lo cierto es que en el registro de su domicilio con ocasión de la operación Visillo, en 2015, se encontró un manuscrito suyo confesando la fallida operación anterior de lancha de A lanzada.

La Fiscalía Antidroga de Pontevedra solicita ahora penas que suman 24 años de prisión para Rafael Bugallo: por tráfico de drogas, jefe de la organización gallega y tenencia ilícita de armas, pues en su domicilio se encontró una pistola con munición y el carece de licencia. El resto de los acusados arousanos, entre los que se encuentran su lugarteniente Jaime Iván Bolados, José Benito Vieites, Pedro Miguel Brea y Juan Carlos Nogueira, afrontan 19 años y medio de prisión. Bugallo y sus hombres, según el fiscal, trabajaron en el camuflaje de la planeadora intervenida en Cabana de Bergantiños (A Coruña) para que aparentara en el agua ser un pesquero. La narcolancha de alta velocidad tenía una eslora de 19,5 metros, manga de 4, 10 metros y un equipo propulsor de dos motores de 12 cilindros en V con una potencia entre 750 y 1.200 CV cada uno de ellos y el número de bastidores manipulados. El objetivo de la embarcación, según el escrito de acusación, era recorrer grandes distancias en el mar a altas velocidades simulando ser un barco de pesca y así pasar desapercibido ante las fuerzas de lucha antidroga.

La misma condena, 19 años y medio, se solicita para los 9 tripulantes venezolanos del Coral 1 -cuando el barco fue apresado en el Atlántico estaban sin víveres ni combustible en una precaria situación- y para los tres colombianos de Los Urabeños asentados en Vilagarcía: José Gerardo Holguin Romero, también viejo conocido de las fuerzas de seguridad; Over Alberto Vence y Juan Manuel Ramos Alfonso que había sido expulsado de España un año antes por un delito de narcotráfico. En esta ocasión la Agencia Tributaria reclama, como responsabilidad civil y abonar entre todos los acusados, 238.995,78 euros por los gastos que ocasionó a Vigilancia Aduanera la aprehensión y traslado del Coral I, así como el aseguramiento y traslado al puerto de A Coruña del falso pesquero construido sobe una lancha.

Decomiso de "pelucas"

La Fiscalía propone el decomiso de los bienes intervenidos, caso de la narcolancha disfrazada de pesquero, los mil litros de combustible y los aparatos de navegación, pero también de 113.565 euros localizados en casa de O Mulo, al que pillaron por su fuerte respiración oculto en un zulo, la pistola que tenía y las pelucas gris y castaña que utilizaba para intentar evitar el control policial. También se pide el comiso del medio centenar de teléfonos y los vehículos que utilizaban.