Los investigadores de la Policía Nacional insisten en que la narcolancha que el grupo de O Mulo supuestamente construyó en un astillero de Cabana de Bergantiños estaba "lista para salir a la mar". Así lo declaró ayer el agente del Greco encargado de coordinar la investigación en la bautizada como operación Visillo. Un dispositivo que terminó con el abordaje en alta mar del pesquero Coral I, con 1.245 kilos de cocaína en sus bodegas que, supuestamente, iban a ser trasladadas a tierra en la embarcación que el grupo gallego de transportistas tenía en la Costa da Morte. La declaración del agente de la Policía Nacional contradecía así las manifestaciones realizadas estos días por algunos de los miembros del grupo de supuestos narcos que lideraría Rafael Bugallo Piñeiro, O Mulo, quienes insisten en que la lancha no estaba preparada para salir a la mar.

Buena parte de la sesión de ayer se centró en la declaración de este agente que coordinó la investigación sobre la red de O Mulo y de la rama colombiana propietaria de la droga, con sus supuestos enlaces en Madrid y una "oficina" del cártel en Vilagarcía de Arousa. Durante la declaración del agente, y a petición del fiscal antidroga, Pablo Varela, se visionó un vídeo grabado por los agentes en los que se observa a la narcolancha en el mar después de haber sido requisada en el astillero. Este policía insistió en que sacaron la embarcación al mar "tal y como se encontró" y que esta "no tenía ningún problema de navegación". El agente insistió que, al contrario de lo que señalan algunos de los acusados, la nave estaba "perfectamente dispuesta para funcionar" y disponía de todo el "aparataje".

Según explicó el agente, fueron los seguimientos policiales a Bugallo Piñeiro y a su grupo los que permitieron dar con el astillero clandestino de Cabana. Se trataba del lugar idóneo para que O Mulo pudiera llevar a cabo "su especialidad": La construcción de lanchas "para dedicarlas al narcotráfico" a través de la subasta de sus servicios al mejor postor. Sin embargo, los agentes, tras la incautación de la nave, se dieron cuenta que con esta embarcación O Mulo había dado un paso adelante. Lo primero que les llamó la atención fue la transformación de la lanzadera de 20 metros de eslora y dotada con motores de dos mil caballos para camuflarla como un pesquero y pasar así desapercibida. "Nada de lo relacionado con la pesca tenía que funcionar", explicó este investigador, "eran elementos de cartón piedra".

En el interior de la lancha había un enorme hueco, tanto para la carga, como para dejar espacio para llevar más bidones de combustible. Esto dotaba a la embarcación de una enorme autonomía. Recordaba el agente que en anteriores operaciones los lancheros se habían visto obligados a contar con la complicidad de buques pesqueros que actuasen como gasolineras flotantes.