La Audiencia de Alicante ha condenado al pontevedrés José Manuel V.D. a penas que suman 15 años de prisión por entrar a robar en casa de su vecina en un bloque de apartamentos de Benidorm, obligarla pistola en mano a maniatar y amordazar a sus dos hijos menores y secuestrarla para huir, momento en el que también intentó violarla. El pontevedrés, con antecedentes por robo, admitió en el juicio que secuestró a la mujer y a sus dos hijos menores tras entrar a robar en su vivienda, pero negó la agresión sexual. El tribunal, sin embargo, en la sentencia notificada hace unas semanas le condena por un delito de secuestro, tres de lesiones, un intento de agresión sexual y daños.

Los hechos tuvieron lugar poco después de la medianoche del 4 de septiembre de 2016. El acusado irrumpió en el piso de la víctima con una media en la cabeza. Inicialmente el móvil era económico pero José Manuel sólo logró un botín de 70 euros, por lo que se llevó a su víctima a punta de pistola, que después se supo que era simulada, para sacar más dinero del cajero.

En la vivienda dejaron a los menores maniatados, pero lograron soltarse y avisaron a la Policía. Los coches patrulla llegaron cuando asaltante y víctima alcanzaban el portal, por lo que huyeron por otra salida y se escondieron en el aparcamiento de una construcción cercana. En algún momento de la huida, el acusado ya había perdido la media de la cabeza e iba a cara descubierta.

El tribunal considera probado que allí trató de violar a la mujer en tres ocasiones, pero no pudo consumar el acto por la oposición de la víctima o porque se aproximaba algún coche. El fallo recoge que mientras la desnudaba le decía: "Sabía que estabas buena, pero no tanto". Finalmente ella logró escapar.

La Audiencia le impone también una multa de 180 euros por haber roto el teléfono móvil de la víctima estrellándolo contra el suelo mientras huían y tras haber llamado con él al marido al trabajo para exigir 5.000 euros. Deberá indemnizar a la mujer con 15.000 euros por daños morales, 9.280 euros por lesiones, 394 euros por el teléfono roto. A cada uno de los dos hijos deberá indemnizarlos con 6.000 euros por las secuelas.