Participó en la muerte y descuartizamiento de María Luisa Blanco en Oviedo en 2009. Pablo Blanco, su hermano, que fue quien la seccionó en la bañera de la vivienda, fue condenado inicialmente a 28 años de cárcel, que el Supremo redujo a nueve años. Ahora ha logrado el tercer grado y vive en un piso tutelado.