El juicio con jurado por el asesinato de la joven Tatiana Vázquez, que tenía 24 años y falleció a causa de numerosas puñaladas en el interior de un coche, comenzó ayer en la Audiencia de Lugo con la declaración de su exnovio, Ibrahima Ndiaye, quien gritó su inocencia en la sala e incluso llegó a afirmar que la convivencia con la joven era buena y que nunca la amenazó ni agredió, mientras que los padres de la víctima recordaban los malos tratos sufridos pro su hija, una situación que su padre denunció. El acusado se negó a responder a las preguntas del fiscal y solo contestó en parte a la acusación particular.

Ibrahima llegó a los juzgados custodiado por cuatro guardias civiles y a preguntas de los periodistas gritó: "No tengo ni puta idea de esta mierda que está montada", aunque la madre de la propia víctima, a las puertas de sede judicial, dijo a los medios de comunicación que no tiene "ninguna duda" de que fue él quien asesinó a su hija. Se negó inicialmente a sentarse en el silla reservada para las declaraciones del acusado y de los testigos, e insistió en que él no tenía por qué ocupar ese lugar porque no tuvo nada que ver con la muerte de Tatiana. La presidenta de la sala tuvo que hacerle varias advertencias.

El fiscal jefe de Lugo, Roberto Brezmes, aseguró que Ndiaye había convertido su relación con Tatiana en un "verdadero infierno", presidida por la "amenaza" pero no por el "cariño", hasta que al final la "mató", una afirmación a la que el propio Ibrahima respondió airadamente: "Eso es mentira", gritó.

La acusación particular aseguró que su intención era demostrar que "cada uno de los indicios que figuran en el sumario encajan perfectamente y van a dar con el rostro del autor del asesinato de Tatiana Vázquez. Al finalizar la jornada, el letrado Pablo Freire manifestó que el acusado había caído en varias contradicciones en su relato: "Eso pasa cuando no se dice la verdad".

El abogado de la defensa, César Lodos, aseguró en su primer mensaje para el jurado que Ibrahima es "el más perjudicado por la muerte de Tatiana, porque dependía económicamente de ella" y era quien "lo acompañaba a todas partes" .

Ibrahima, en respuesta a su letrado, declaró que su relación con la víctima era buena: "No teníamos ningún problema, aunque a veces discutíamos por alguna tontería", manifestó, a la vez que aseguró que tenían una relación abierta y que él nunca la vigiló, la amenazó o le prohibió salir con sus amistades. El fiscal pide una pena de 27 años y medio de prisión por asesinato y maltrato en el ámbito familiar durante los seis años de relación.