Julio R. G., hermano del presunto autor a tiros de la muerte del ciudadano holandés Martin Verfondern en 2010 cuando regresaba a la aldea de Petín tras hacer unas compras, cambió ayer durante el juicio en la Audiencia Provincial de Ourense su versión de los hechos al reconocer que él y su hermano movieron el cuerpo sin vida del hombre. Lo subieron a la parte trasera del coche, dijo ayer Julio, que en la fase de instrucción había afirmado que su hermano no estaba en el lugar de los hechos.

Ocultó el coche y el cadáver en un paraje elegido supuestamente "al azar", en A Veiga, a 18,5 kilómetros de Santoalla, porque "lo único que se me ocurrió fue quitarlo de ahí por si mi familia podía tener un problema". El hermano quería proteger a Juan Carlos. "Pensé en esconderlo fuera y punto". Bajó el cuerpo del todoterreno y lo ocultó con unas ramas de pino. Hace cuatro años -ayer se cumplieron exactamente-, gracias a la avería de un helicóptero de la Guardia Civil que, cuando retomó el vuelo, vio un destello, el azar condujo a los restos del holandés y el coche semicalcinado.

"Martin estaba esquizofrénico", dijo ayer Julio, que acusó a la víctima de meterse sobre todo con su padre. La armonía inicial entre las dos familias y únicos vecinos degeneró por disputas de lindes, diferentes formas de ver la vida, denuncias cruzadas y, sobre todo, por el derecho a obtener rédito del monte comunal. El presunto autor, Juan Carlos R. G., en previsión preventiva, se acogió ayer a su derecho a no declarar,