Ana Isabel Martínez Arranz, coordinadora del Grupo de Intervención Psicológica de Emergencias y Catástrofes del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia explica por qué han podido pasar los niños y el monitor encerrados en la cueva y cómo será el proceso ahora.

-¿Qué sentimientos cree que tienen los niños ahora que han sido rescatados?

-De alegría por estar fuera y a salvo de una situación tan complicada y saber que ha salido todo bien. Ahora lo más importante es que superen los problemas de salud.

-¿La situación hubiera sido otra de haber habido alguna víctima en el grupo?

-El impacto será menor porque el final ha sido feliz. Formaban parte del mismo equipo y han vivido atrapados durante quince días y rodeados por el agua. Si hubiera habido alguna muerte habría cambiado el estado de ánimo. El trabajo de los equipos de rescate ha sido impresionante.

-En un encierro tan largo debieron de vivirse todo tipo de momentos. ¿Cuál cree que fue el más dudo?

-Los días antes de ser localizados por la incertidumbre de si los estarían buscando y si los encontrarían. En estas situaciones es muy importante que las víctimas no se sientan solas, que sepan que hay alguien pendiente de ti. Una de las cosas que funciona muy bien es mantenerles informados de lo que se está haciendo, para que puedan ver lo que no pueden ver por sí mismos. Y aquí lo hicieron muy bien.

-¿Podrían presentar problemas derivados de este episodio?

-Esto dependerá de cómo es cada niño y de si le quedan secuelas físicas o no, pero lo que tienen que saber es que es normal que aparezcan dificultades ante una situación que no ha sido normal y que si sucede esto, lo que tienen que hacer es pedir ayuda profesional.

-¿Cuál es el siguiente paso tras abandonar el hospital?

-Volver a la normalidad. Es lo mejor para los niños y para los padres. Ahora el problema es cómo gestionar la repercusión mediática. Este caso ha despertado una gran expectativa mundial y pueden sentirse desbordados, y aquí los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad porque deben informar pero respetando el derecho de las víctimas, y más en este caso, que son menores. Hay que dejarles que recobren la normalidad y no obligarles a recordar lo sucedido una y otra vez.

-¿El entrenador del equipo puede tener sentimiento de culpabilidad?

-En este caso hay una responsabilidad real porque la idea de llevar a los niños fue suya y ha habido una muerte, la de un buzo, pero también el haber gestionado la situación allí abajo puede ayudarle a superarlo. Eso y que todos los niños están bien.

-Dicen que los sedaron para salir de la cueva. ¿Qué opina de esta medida?

-Era un recorrido que duraba horas, algunos tramos bajo el agua y muchos niños no sabían ni nadar. Creo que si lo hicieron fue porque vieron que era lo mejor para evitar posibles ataques de pánico.