Consternación en la localidad asturiana de Lugones por el asesinato de un hombre a manos de su pareja en la noche del lunes al martes. La víctima, Miguel Ángel Suárez Míchel, de 52 años, se encontraba con su novia, Ana María García, de 28, en casa de los padres de ella. Tras una larga discusión a causa de los celos que la presunta asesina tenía de la expareja de Suárez, en la que llegó a impedir que el fallecido abandonase el domicilio, esta acabó apuñalándole en repetidas ocasiones. Tras quitarle la vida, la supuesta autora de los hechos se dirigió al dormitorio de sus padres para advertirles de lo ocurrido: "He matado a Míchel. Si no es para mí, no es para nadie". La mujer fue detenida y al cierre de esta edición permanecía en los calabozos de la Policía en Pola de Siero a la espera de pasar a disposición judicial.

La riña entre la pareja empezó sobre las ocho de la tarde, según relató el padre de la presunta asesina, Ángel Manuel García. "Yo estaba en la cama y les escuchaba discutir, pero jamás pensé que la cosa pudiese acabar así", recordaba ayer, instantes después de llegar a Lugones tras prestar declaración durante horas en las dependencias de la Policía Nacional en Pola de Siero.

Supuestamente, la discusión estuvo motivada porque Suárez se había visto recientemente con su anterior pareja sentimental. "Era muy celosa", aseguraron varios vecinos, que afirmaron haber presenciado "varias" de las broncas de la pareja en plena calle.

"Él llegó a intentar salir de casa un par de veces, pero ella no le dejó", relató, visiblemente afectada, Belén Hevia, madre de la supuesta asesina, que presenció parte de la discusión. "Los dejé hablando y me fui a la cama. Lo que jamás pensé es que fuesen a acabar así", añadió.

Hevia fue, precisamente, la primera en presenciar la escena del crimen. Una vez visto el cuerpo de Suárez, probablemente ya sin vida, la familia llamó al 112 en torno a las 2.30 de la madrugada. En la llamada se advirtió a los servicios de emergencia que se trataba de un intento de suicidio; una mentira que acabó cayendo por su propio peso al ver el estado del cuerpo. Fueron los sanitarios quienes dieron la voz de alerta la Policía Nacional, que ahora investiga si la familia trató de encubrir algunas pruebas o modificó el escenario del ataque.