Mil bomberos luchan por quinto día consecutivo contra el devastador incendio forestal que asola el Algarve portugués y que ha calcinado ya 20.000 hectáreas desde que comenzó en la sierra de Monchique el viernes pasado. Más de 30 personas han resultado heridas, entre ellos una septuagenaria en estado grave, y otras 250 han sido evacuadas de sus domicilios. Se trata del primer gran incendio de esta temporada en Portugal, donde el nivel de alerta es máximo para evitar escenas similares a las vividas el año pasado, cuando murieron más de cien personas.

El fuego que todavía no ha sido controlado, se avivó en las últimas horas a causa del fuerte viento que sopla en la zona, en la que se han registrado numerosas reactivaciones. A esta circunstancia se ha unido la geografía de la zona devastada, muy montañosa y repleta de poblaciones dispersas, lo que dificulta el acceso de los efectivos de extinción.

Más de 1.100 bomberos, 341 vehículos de extinción y 13 medios aéreos tratan de controlar el voraz incendio. Se espera que en las próximas horas se unan a las labores de extinción dos aviones anfibios Canadair, con capacidad para verter 5.500 litros de agua y que fueron enviados desde España. En la localidad hay "gran preocupación", según manifestó a medios locales el alcalde de Monchique, Rui André, quien explicaba ayer que las llamas estaban ya muy próximas de dos hoteles de la zona que fueron desalojados.