El incendio forestal de Llutxent (Valencia) quemó ya más de 3.000 hectáreas de seis municipios, obligó a desalojar a más de 2.600 personas y afectó a unas 40 viviendas de urbanizaciones de Gandía, aunque la Generalitat mantiene "un moderado optimismo" sobre su evolución.

Ximo Puig indicó a última hora de la tarde que son "más positivos" que en la mañana de ayer porque considera que el horizonte es "un poco mejor", pero evitó hacer "alardes de triunfalismo" dado que reconoció ser un fuego "muy complicado". Al cierre de esta edición continuaban activos los dos frentes del incendio, que se inició el lunes pasado, y a pesar del viento, el calor menguó lo que junto a la carga de humedad que hace pensar en un posible control del fuego.

En las labores de extinción trabajaron ayer más de 700 efectivos terrestres y 27 aéreos procedentes de distintos cuerpos y administraciones como bomberos forestales y personal de medio ambiente de la Generalitat, miembros de los consorcios provinciales de bomberos de Valencia, Castellón y Alicante y personal del Cuerpo Municipal de Bomberos de València. El Ministerio de Agricultura envió siete aviones anfibios, un helicóptero Kamov y ocho de transporte.

El Algarve portugués vive por su parte una situación similar desde el viernes, cuando se declaraba un incendio todavía sin control. Temperaturas extremas y fuertes vientos han azuzado las llamas durante los últimos días. El primer ministro Antonio Costa advirtió que el fuego continuará durante días antes de ser controlado pese a la amplitud de medios desplegados.