En el punto de mira de las fuerzas de seguridad del Estado desde hace décadas, José Andrés Bóveda Ozores, conocido como Charly o Sandokán, puede presumir de no tener ninguna condena a sus espaldas. Sus inicios en el contrabando fueron con José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, que aprovechó sus conocimientos como experto piloto durante la década de los 80. Escurridizo para los investigadores, estuvo muy cerca de caer en el alijo del San Miguel, abordado en alta mar en 2008. La confesión de uno de los marineros, José Luis Fernández Tubío, le implicaba a él en la cúspide de la organización del alijo junto a José Constante Piñeiro Búa, Costiñas, y a Óscar Rial Iglesias, Pastelero. Sin embargo, los tres acabarían saliendo indemnes del juicio por narcotráfico y blanqueo en la Audiencia Nacional, ya que, dos días antes de su celebración, Tubío decidió desaparecer dejando tras de sí una carta en la que se desdecía de todas las afirmaciones que realizara a las fuerzas de seguridad del Estado. Aficionado a la motonáutica, el astillero que ayer fue registrado acostumbraba a patrocinar este tipo de espectáculos.