Víctor Manuel Pérez Santos, un vilanovés afincado en Boiro que ya en 2007 fue detenido por un alijo marítimo de 4.000 kilos de cocaína sudamericana que viajaba a Galicia y que se vio frustrado por un infiltrado de la DEA (agencia antidroga norteamericana), pretendía orquestar una operación de tráfico de drogas junto con Luis Manuel Rodríguez Parada y Rafael Díez martínez, otro viejo conocido de las fuerzas de seguridad españolas.

Los agentes del Greco Galicia detectaron que Víctor y parada estarían intentado proporcionar toda la infraestructura necesaria (barco, empresas y demás) para el clan Charlín y verificaron que tenían dos operaciones en marcha: una mediante contenedores y otras por barco. El tema pequeño y el grande.

Los contactos iniciales eran con manuel Charlín y su hijo, un sobrino del patriarca, Rafael Díez y alguno más. Víctor era, siempre según la investigación, el encargado de rendir cuentas a Manuel Charlín en su propia casa. Parada sería el nexo con el histórico Jacinto Santos Viñas para buscar infraestructura para el transporte de la droga, y también habría acudido al astillero Graunner de Cambados, vinculado a Charly Bóveda para interesarse por algunos abastecimientos marítimos.

Los Greco ya les seguían los pasos y fueron testigos de reuniones en bares, en domicilios particulares, en gasolineras, y documentaron los viajes de Víctor a Ecuador y Colombia. A la espera del gran golpe, Víctor estableció contactos nuevos. Proyectos en los que al parecer incluía a Charlín, con cuyo hijo Melchor se reunía, y que resultaron fallidos pero que incluían el transporte de cocaína en contenedores -para lo que se buscaron empresas pantalla de carbón y madera que permitieran ocultar la droga en una carga legal con barco mercante de bandera panameña que se cambió por otra de Tanzania- e incluso se intentó el tráfico de fariña en maletas, vía aeropuertos lusos que tal vez facilitarían la financiación del gran tema.

En cada proyecto entraban y salían distintas personas y la falta de prudencia en las conversaciones telefónicas va desde los piropos a Sito Miñanco y las críticas y el engaño a los Charlín: "No le hables de los Manolos a Melchor (en alusión a Luis Manuel Rodríguez Parada y Manuel Torrado)", se recomendaban una vez que ya había aparecido un remolcador a la carta, el Titán Tres, que con Pedro Rodríguez al frente ofrecía sus servicios como narcobarco a tenor de las escuchas.

En su apuesta por Sito Miñanco relatan orgías, el lugar en el que puso al club de fútbol Cambados, las relaciones con Pablo Escobar y, sobre todo, que "siempre está al frente de todo". "Le va la marcha y si falla cualquiera cosa sube él a la lancha y la va a descargar. Por eso tienen tanta confianza allá", asevera Parada. Por contra, en su opinión Charlín "tiene historia, pero no tiene nada". Su interlocutor apostilla: "Esta es buena semilla, mejor que la del viejo que dice Manolo, el viejo de Manolo".

Junto a conversaciones sobre precios, porcentajes, lancheros... los considerados principales impulsores del alijo no se cortaban a la hora de hablar de otros grupos, como un arco con más de 2.000 kilos de coca que atribuyen al Pastelero. "Que le cayera fuera una desgracia pero a lo mejor para nosotros es una suerte porque igual dice que estoy de pesqueros hasta el carallo", asevera Luis Manuel Rodríguez Parada en una conversación con otro implicado.

Tras varios viajes a Portugal para reunirse con distintos contactos, Víctor y Parada charlan de lo que parece un posible doble alijo en el remolcador que, finalmente, se utilizará para el transporte de cocaína y que a punto estuvo a costarle al primero quedarse como garantía en Sudamérica. "Al viejo le pareció bien, me dijo que no te vayan a hacer quedar allá, eh, tú vente que estos son muy finos", recogen las diligencias.

El reparto de funciones, según la investigación, incluye por un lado al grupo que formarían Víctor Manuel Pérez Santos, que realizaría labores para el Viejo, Charlín Gama y Choujón, alias de Melchor Charlín, que podrían hacerse cargo de parte de la droga. Un grupo que ostentaría la infraestructura para la instrucción de la mercancía en la península, bien por vía portuaria por Portugal o en un barco de bajura por Muxía.

Luis Manuel Rodríguez Parada tendría por su parte a su disposición una empresa para realizar la exportación en origen (Suramérica), tanto de piedra como de carbón para camuflar el envío de droga. También, a través de Rafael Díez, especialista en compraventa de barcos para reforma o desguace, ofrecería navíos para realizar el transporte hasta las costas gallegas. En aquel momento estarían orquestando dos operaciones, una por barco y otra mediante contenedores.

Víctor Manuel y Melchor estarían coordinando además en Portugal la contratación de un pesquero para un alijo. Ambos viajaron a Portugal, pero entonces, en el mes de marzo, los investigadores detectan que Víctor pretendería puentear" a la familia Charlín con los portugueses "en su personal beneficio". Y es que la financiación que esperaban del clan arousano no habría llegado, a tenor de posibles problemas económicos del patriarca.

Simultáneamente el otro grupo, comandado por Luis Manuel Rodríguez Parada y a través de Rafael Díez, estaría buscando barcos para el transporte de droga hasta las costas portuguesas y gallegas. La investigación sostiene que Rafael mantiene contactos entonces con el histórico Jacinto Santos Viñas.