Los cárteles de la droga arriesgan cada vez menos en grandes transportes marítimos de cocaína desde Sudamérica a España y es la coca de contenedor la que copa el mercado ilegal. Un buque que atraviesa el Atlántico cargado de droga es mucho más rentable, pero también menos seguro ya que ocasiona enormes pérdidas en el caso de que sea apresado, como ha ocurrido ahora con el Titán Tercero y los 2.500 kilos de estupefaciente que transportaba para una alianza de clanes gallegos que pretendían impulsar y liderar el mercado. Un alijo que habría supuestos ingresos por 63 millones de euros en el mercado ilegal.

Y es que Galicia ya no es la puerta principal de entrada de la cocaína en España y Europa, desplazada por los puertos de Algeciras, Valencia y Países Bajos, según el último informe de criminalidad del Ministerio del Interior.

Los narcos históricos gallegos, como han hecho toda la vida, aún se aventuran con la travesía de pesqueros, remolcadores y lanchas rápidas que acercan la mercancía a la costa, mientras que el resto apuesta por los millones de contenedores que llegan anualmente a los puertos, imposibles de controlar en su totalidad, y ocultan con imaginación pequeños alijos entre plátanos, mochilas, frutas, pescado congelado y hasta en los marcos de las propias puertas del contenedor, como ocurrió esta misma semana en Marín, donde se intervinieron 25 kilos de cocaína. Si la droga cae, la pérdida es mucho menor, tanto en dinero como en seguridad, pues no siempre se sabe a quien iba dirigida, lo que evita detenciones.

El abordaje en Azores del remolcador Titán Tercero, una operación en la que cayeron algunos históricos del narcotráfico gallego como Manuel Charlín, su hijo Melchor, Jacinto Santos Viñas o Víctor Manuel Pérez Santos es fiel reflejo de la presión policial tanto sobre las costas gallegas como sobre los clanes autóctonos. Galicia ha perdido peso en el mercado ilegal y los narcos que han querido relanzar el negocio han visto frustradas sus expectativas por las fuerzas antidroga. Este mismo año se han asestado dos importante golpes a las organizaciones gallegas.

En febrero caía José Ramón Prado Bugallo cuando intentaba lanzar un cartel de cárteles con el que monopolizar el tráfico de cocaína. La denominada operación Mito se saldó con 41 detenidos, 5 toneladas de cocaína intervenidas, armas y miles de euros. Miñanco se encontraba en tercer grado tras pasar casi 20 años en prisión pro otros alijos de cocaína.

Otra alianza de narcos gallegos para impulsar el negocio, aunque con problemas financieros, es la que llevó a la detención esta semana del histórico Manuel Charlín Gama y su hijo Melchor, también en libertad condicional. Están pendientes de un juicio por blanqueo tras intentar adquirir algunos de los bienes confiscados al clan en una operación anterior. También en tercer grado se encontraba Jacinto Santos Viñas, que cumplía 28 años de cárcel por un doble alijo. Con ellos han sido arrestados antiguos colaboradores que han subido en el escalafón a lo largo de los años.

El apresamiento del Titán Tercero supone un nuevo fracaso para el gran transporte marítimo de cocaína. Tres grandes grupos controlan en la actualidad el narcotráfico en Galicia, uno de ellos el de O Mulo, que acumula nuevas condenas por tráfico de cocaína. El descabezamiento de los grupos de Sito y Charlín, viene a reforzar ahora su posición.