Todavía no había terminado el artista Rels B. de entonar los acordes de su segundo tema cuando un gran estruendo seguido de gritos y sollozos enmudeció la celebración del O Marisquiño en Vigo. La estructura de hormigón bajo el paseo de As Avenidas y sobre el que reposaban las losetas de madera quebró por completo provocando un socavón de casi 700 metros cuadrados y más de 2 metros de profundidadO Marisquiño en Vigo. Tanto el Concello como la Autoridad Portuaria confirmaron el colapso del hormigón como la causa más plausible del desplome. Casi 400 personas resultaron heridas, si bien en la explanada del concierto se contabilizaban más de un millar de espectadores, que de igual forma no superarían el aforo autorizado de 4.500 personas.

El gobierno local confirmó que la organización cumplió "como siempre" con la normativa, descartando que la estructura se viniera abajo por un exceso de asistencia. Misma postura defendió el presidente del Puerto Enrique López Veiga, quien recalcó que "según las especificaciones de la obra" que estaban a revisar, su "capacidad de aguante era de una tonelada por metro cuadrado". "Por sobrepeso no debería de haber sido", confesó López Veiga.

La Brigada de la Policía Judicial de Vigo se hizo cargo de la investigación y ya desde primera hora de la mañana se realizó la inspección ocular además de recabar otras pruebas. El recinto se encontraba bajo precinto judicial decretado por el Juzgado de Instrucción 3 de Vigo, en funciones de guardia. El presidente portuario confirmó que una vez se levante este cierre contratará un estudio pericial para confirmar las causas y revisar el resto de la estructura. El secretario de Estado de Fomento Pedro Saura también comunicó que se incoarán diligencias de oficio para investigar las causas del desplome por tratarse de infraestructuras estatales.

Fue poco antes de la medianoche del lunes cuando el suelo del entorno portuario cedió por completo llevándose consigo a cientos de personas, algunas de las cuales terminaron en el agua. El balance definitivo cifró en 377 los heridos, uno de ellos ingresado en la UCI y se estima que "pasarán semanas" antes de que puedan abandonar el hospital.

El nerviosismo y la muchedumbre sumados a la falta de luz y al nivel de inclinación en el que terminó el muelle derrumbado dificultó las labores de rescate de los jóvenes que cayeron al boquete. Fueron muchas las víctimas que se veían impotentes para alcanzar tierra firme debido a la situación de avalancha que se generó. "Con la música resultaba complicado distinguir el ruido del desplome, pero de repente llegó una marabunta de gente alertándonos que había caído un espigón. Empezamos a correr hacia el sitio y ya vimos a muchísimos jóvenes en el socavón y a tantos otros en el borde tratando de ayudar a sus amigos o a cualquier herido", reconocía un policía nacional que se encontraba realizando tareas de vigilancia dentro de un operativo especial desplegado a colación del festival.

TEMOR POR UN NUEVO DESPLOME

Al no ceder el cien por cien del muelle y hormigón, los agentes se afanaron en alejar a los asistentes del punto. "Teníamos miedo de que el suelo volviera a ceder por ello nuestra prioridad era sacar a todos los muchachos lo más rápido posible. Pero nos encontramos con una chica que tenía el pie aprisionado, tuvimos que hacer una cadena y lanzar una cuerda para poder rescatarla. La subimos en volandas, yo creo que ya fue la adrenalina", reconoce este policía, para quien imperó la "solidaridad" frente al "pánico" y "susto" inicial. "La gente no dejaba de preguntar por sus amigos, muchos padres desconocían si sus hijos estaban entre los heridos; pero también fueron muchos los que ayudaron a rescatar a los contusionados o incluso como médicos fuera de servicio y Guardias Civiles de paisano no duraron en echarnos una mano", precisa este agente.

Cientos de afectados pudieron salir por su propio pie y fueron atendidos por la veintena de efectivos sanitarios que se desplazaron al lugar. El encargado de coordinar estos servicios fue José Flores, director asistencial del 061. "La sala comenzó a recibir hasta 200 llamadas e iniciamos el protocolo específico para estos casos, más de cinco UVIs en Vigo y Mos más la ambulancia medicalizada que tenemos en verano en Sanxenxo y la de Santiago. La gran mayoría eran lesiones leves, pero sobre todo crisis de ansiedad", revela Flores quien reconoce que la situación se agrava cuando las víctimas son menores de edad. "Los médicos que estuvieron allí asistiendo transmitían que el control del escenario era mucho más difícil ante personas tan jóvenes", narra.

A su labor hay que sumar el trabajo de los profesionales de los PACs y centros hospitalarios así como los Bomberos de Vigo, que intervinieron en las labores de rescate y cuya unidad de buzos confirmó la ausencia de desaparecidos en el agua.

Si bien el colapso estructural como origen del derrumbe no generó disparidad, la competencia administrativa y por lo tanto responsabilidad sobre el mismo propició un cruce de justificaciones y acusaciones. Desde el Gobierno local insistieron desde primera hora de la mañana en esta causa, como también apuntó el presidente portuario. Abel Caballero y buena parte de su equipo de gobierno comparecieron por segunda vez por la tarde para reiterar que la estructura de hormigón colapsada no forma parte de los denominados espacios de confluencia puerto-ciudad que se rehabilitaron con el proyecto Abrir Vigo al Mar del 1997. El regidor compareció con los mapas del plan de usos del Puerto de Vigo y el convenio firmado en 1992 por Zona Franca, la Autoridad Portuaria y el Concello de Vigo para mostrar que el muelle pilotado que se vino abajo la madrugada del lunes se cataloga como "zona portuaria náutico-deportiva" y está fuera de la "zona vinculada a la interacción puerto-ciudad" cuyo mantenimiento lleva décadas en debate.

El Concello destaca que la documentación la sitúa como muelle pilotado estrictamente de competencia portuaria y mostraron además los planos originales del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra que ganó el concurso de Abrir Vigo al Mar y que demuestran la reutilización para su proyecto diseñado en 1993 pero ejecutado en 1997 de las losas de hormigón y los pilares ya "existentes". Es decir, el bloque que colapsó no tiene 25 años como el proyecto de reforma del borde litoral, sino que supera los 35, tal y como sostienen desde el gobierno vigués con los planos y la documentación en la mano.

Caballero asegura que lo importante ahora es "conocer por qué se produjo ese derrumbamiento" y apostó por dejar trabajar ahora a los tribunales y a los técnicos de Puertos del Estado y del Puerto de Vigo.

A este respecto, López Veiga admite la "complicada" administración de la zona si bien precisa que su "mantenimiento lo tiene en exclusiva el Concello y el Puerto prácticamente se limita a poner el suelo". "La autorización y vigilancia de un evento de estas características corresponde al Ayuntamiento de Vigo; [...] existe un convenio de colaboración suscrito en el año 1992 que establece que el Concello se compromete, durante los cincuenta años de vigencia de este convenio, al mantenimiento de toda la actuación en perfecto estado de conservación, bien con sus propios medios o bien con la oportuna contratación de obras y servicios", aseguran desde el Puerto.