"Rescatamos perros de calle y perreras, los recuperamos y los ponemos en adopción castrados y con contrato de adopción. Viven en manada y libertad". Ese es el anuncio que Javier Tarrío, vecino de la parroquia estradense de Ribela, tiene puesto en las redes sociales. En su casa con 10.000 metros cuadrados de finca acumula cerca de veinte canes, principalmente de raza bóxer, que recoge abandonados o en perreras.

En los últimos meses, este grupo de perros ha atemorizado a la pequeña localidad de Trabadela. Sus temores se vieron cumplidos el pasado domingo con la agresión de cinco de estos canes a María Fraiz, una octogenaria que sufrió numerosas heridas y que tuvo que ser operada durante cuatro horas. "No son perros malos, lo que pasa es que la tenían fichada desde hace tiempo", explica Tarrío.

La Guardia Civil y el agentes del Seprona llamaron ayer a su puerta para pedirles que entregase voluntariamente a los perros que agredieron a su vecina, pero se negó. "Querían llevárselos a una perrera pero les dije que sin orden no se llevarán a mis perros", afirmó.

Tarrío sabe que tiene desde hace tiempo a los vecinos de Trabadela en contra de su refugio de perros y augura que este incidente hará que se unan todavía más. "Ya llevamos muchos juicios pero nunca llegaron a nada. Esta vez es diferente porque se juntaron la mayor parte de las casas de la aldea. Está claro que no nos quieren aquí pero no les voy a dar facilidades", manifestó en relación al intento del Seprona de llevarse sus perros. "Ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos", sentenció Tarrío.

En cuanto a lo sucedido el pasado domingo cuando María Fraiz regresaba a su vivienda tras ir a misa, Tarrío asume su culpa. "No fue tan grave como parece pero está claro que la culpa es mía. Se me escaparon por debajo del alambre. La finca es muy grande y muchas zonas solo tienen alambre. Los perros escarban y terminan pasando por debajo. Esta vez la vieron venir y fueron a por ella". El propietario explica que sus perros conocían a la mujer: "No la pueden ver porque les tira piedras y palos. Piensa que le van a morder y les da palos".

La octogenaria herida evoluciona favorablemente. Va recuperando fuerzas tras la larga operación a la que tuvo que someterse. Su familia ha puesto el caso en manos de un abogado y su objetivo principal es que el juez le obligue a deshacerse de los perros. Desde la familia recordaron además que Tarrío los amenazó con "quemar su casa" si le quitaban los perros, por lo que también pedirán una orden de alejamiento.