A las 23.50 de ayer, centenares de personas que estaban en el concierto de Rels B vivieron un momento que será difícil de olvidar. Entre ellas se encontraban Pablo, Antón, Aaron, Fernando, Martín, Antía, Alejandro y Héctor, que ahora se recuperan de las heridas.

Justo en la zona que se vino abajo, disfrutaban de la música Pablo Díaz y Antón. "Lo último que recuerdo antes de estar abajo fue escuchar un crujido y la cara de Antón mirándome. Pensé que íbamos a morir, tenía gente encima y debajo de mí y la pierna atrapada", cuenta Díaz, que tiene la muñeca dislocada. Antón sufrió la rotura de varios dientes y la mandíbula al impactar contra las maderas. "Lo peor fue la incertidumbre, los llantos y gritos que se escuchaban. Será algo que no olvidaré nunca, no sabíamos lo que pasaba, si la superficie se iba a derrumbar más o cuánto tiempo estaríamos así, fue horrible", explica.

Antes del suceso, en la barandilla que estaba a pocos metros de los jóvenes, se encontraban Ángela y sus amigas, de las que una de ellas cayó directamente al agua. "Cerré los ojos y los abrí cuando todo dejó de golpearme. Fuimos a parar donde la gente tiraba las tablas de madera que apartaban y les pedimos que parasen", relata preocupada. Cuando lograron salir, taparon a su amiga, que tenía hipotermia. Además, recibió puntos en la muñeca, sufre un esguince de tobillo y su espalda quedó llena de moratones.

La noche tampoco fue agradable para Aaron Rodríguez y su madre, que no supo nada de él en cuatro horas. A Aaron se lo llevaron en ambulancia al hospital Vithas, donde le dieron el alta a las 05.00 de la madrugada después de tratarle un traumatismo y heridas en el cuerpo. "Estaba bailando con una chica y lo siguiente que recuerdo es ver todo negro, me cayó una piedra en la cabeza y tenía el brazo atrapado. Toqué el agua con un pie, veía piernas por encima de mi cabeza y escuchaba gente llorando", asegura. Tras cinco minutos de angustia, varias personas le sacaron y acudió a ayudar a su amiga, que permanece ingresada en el hospital Álvaro Cunqueiro con un tobillo roto.

Un caso similar fue el de Fernando González, de 22 años, que estaba en la zona que se vino abajo. Ya descansa en su casa pero pensó que perdería una pierna. "Después de escuchar un ruido vi en el horizonte cabezas de gente que se estaba cayendo. Tenía personas encima y me puse a gritar, además de que me dieron botellas en la cara", dice. Debido a la caída tiene contusiones en la nariz y en la pierna.

Martín Tena es otro de los afectados y describe el momento del suceso "como si un rayo partiese el suelo por la mitad y todos cayesen por dos rampas hacia el medio". Consiguió salir por su propio pie, pero tiene un esguince y el labio roto. Además, el vigués quedó impactado por la historia de un conocido que cayó junto a una chica que "estaba atrapada por la cintura".

El peso de los escombros también costó a Héctor Miranda un esguince cervical y puntos en la cabeza. Antía Soliño, de 19 años, explica que "en cuestión de segundos" se vio atrapada sin apenas aire hasta que la gente que estaba arriba "empezó a ayudarnos a salir". Se encontraba cerca del escenario cuando la estructura cedió. "Estaba abajo de todo y tardé en subir porque tenía un pie atrapado entre los escombros y no lo podía sacar". Una vez arriba, dos chicos la ayudaron y fue trasladada a hospital Povisa debido a que se rompió el tobillo.