La operación Medusa, que en agosto de 2011 permitió desmantelar en Cambados uno de los mayores laboratorios de cocaína en Galicia y desarticular un activo grupo, cuyos integrantes carecían de antecedentes y distribuían la droga por toda España en vehículos con doble fondo, llega a juicio siete años después.

La Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra ha fijado para hoy la vista oral contra seis de los siete procesados iniciales, pues uno de ellos falleció durante la instrucción, pero otro está fugado, lo que podría obligar a suspenderse la vista o a juzgarlo en rebeldía. Lo probable es que el tribunal dicte hoy su orden de búsqueda captura.

El fiscal solicita para el supuesto cabecilla de la trama, el cambadés Manuel Prado, la mayor pena: 9 años de prisión. Para los otros cinco procesados se solicitan 6 años para cada uno. Todo apunta que él era quien importaba la cocaína y en un galpón próximo a su chalé en Corbillón se localizó un laboratorio de cocaína, con una prensa de hidráulica de 30 kilos entre otros efectos. Allí se manipulaba y cortaba la droga, que era envasada al vacío y posteriormente se distribuía en España con sus propios logotipos.

El Equipo Contra el Crimen Organizado de la Guardia Civil, Eco Galicia, comenzó su investigación sobre este grupo a finales de 2010 al detectarse envíos a distintos puntos de España con nuevos logotipos. La investigación llevó hasta el cambadés y durante varios meses los presuntos correos de la banda fueron objeto de seguimientos, a la vez que se les interceptaron hasta 10 kilos de cocaína que ocultaban en caletas rudimentarias en los vehículos que utilizaban.

Así, el 7 de febrero de 2011 caía en Vigo J.A.R.H., que circulaba por la PO-552 en un vehículo alquilado por su hermano. Bajo la palanca de cambios se localizaron dos bolsas, una con 15 cilindros de diferentes colores de cocaína otra con 38 cilindros de menor pureza.

Un mes después, en marzo, eran detenidos otros dos supuestos integrantes de la banda en Isla Cristina (Huelva). En un habitáculo oculto en el lateral izquierdo del maletero, se intervino una bolsa con tres paquetes de sustancias de corte y uno de cocaína, así como una báscula de precisión y útiles para el tráfico ilícito.

El fiscal sostiene en su escrito de acusación provisional que Manuel Prado era quien facilitaba la sustancia estupefaciente para su posterior distribución, y su hijo -fallecido, por lo que la responsabilidad criminal se declaró extinguida- actuaba como intermediario en la venta de las drogas.

En el registro del presunto cabecilla en Cambados, además de diversas partidas de cocaína, valoradas en más de medio millón de euros, se intervinieron también cuatro armas de fuego, una carabina Winchester, tres escopetas y numerosos cartuchos, además de una máquina de contar dinero. En el vehículo C3 que utilizaba habitualmente, se localizó un mapa de carreteras con una ruta señalada para llegar al sur de España por Portugal. Además, en un armario del garaje se localizaron guantes y mascarillas, varias botellas de amoníaco, embalajes transparentes, básculas, un tamiz y una envasadora de vacío eléctrica.