Jorge Fontán y Eusa Lorenzo ya son marido y mujer. Los conocidos como Bonnie & Clyde vigueses han decidido formalizar su amor en la prisión de A Lama, en donde se encuentran desde su detención en 2017. Ahora quieren cimentar su rehabilitación sobre este matrimonio, cuando todavía les quedan entre cinco y seis años de cárcel por cumplir tras perpetrar tres asaltos a taxistas en dos días, robar en un supermercado y agredir a dos agentes en la ciudad de Vigo.

Así, ambos abandonaron ayer brevemente el centro penitenciario para casarse en el registro del Concello de A Lama. La jueza de paz celebró esta boda civil en la que la pareja estuvo acompañada por la hermana de Jorge, Dolores Fontán, quien se ha convertido en el principal sostén de la pareja con el objetivo de lograr su reinserción.

Dolores aguardaba ayer a los novios inquieta a las puertas del ayuntamiento: "Estoy más nerviosa que si fuera la boda de un hijo", explicaba. En su coche, aguardaba una chaqueta y una pajarita para el novio y una liga roja para la novia, únicas peticiones de los ya recién casados. Dolores añadió un ramo de flores y una tarta de chocolate que la jueza tuvo a bien que pudieran probar los novios finalizada la ceremonia.

La llegada de los dos contrayentes al Concello se alejó bastante de lo que suele ser lo habitual para una boda. Los novios llegaron juntos en un vehículo de la Guardia Civil y esposados, siendo conducidos rápidamente por los agentes al interior del concello. Esto disgustó un poco a Dolores, quien pretendía que, dentro de las dificultades, Jorge y Eusa pudieran tener un enlace lo más parecido posible a una boda normal pese a las circunstancias. Y a partir de ahí todo fue mejor. Los agentes, a la salida, les permitieron incluso un breve posado para los medios de comunicación. Los novios se besaron y explicaron que para ellos "es un día muy especial". Ahora esperan "formar una familia".

Su hermana reconoce que el camino que debe recorrer este matrimonio no será fácil. Considera justas las condenas impuestas por los atracos a taxistas pero ve excesiva la de 21 meses de cárcel que se les impuso por el robo de dos cervezas y una chocolatina en un supermercado. No se engaña y sabe que "queda mucho por hacer" para reinsertar socialmente a su hermano y a su ya cuñada. Pero espera que este matrimonio pueda ser el primer paso. Explica que ambos tienen un pasado "terrorífico", sobre todo Eusa, sin familia casi desde niña y ambos con una fuerte adicción a los estupefacientes que provocó que se lanzasen, "desesperados" a una vorágine que les llevó a delinquir casi "a diario".

Ambos están inmersos en un programa de desintoxicación que impulsa Érguete y Dolores confía en que esta boda sirva también para afianzar sus progresos de cara a su reinserción. La unión legal entre ambos apenas cambiará, no obstante, su relación en la prisión de A Lama. Se encuentran separados, en respectivos módulos de hombres y mujeres, y solo pueden tener contacto físico dos veces a la semana.