Agentes de la Policía Nacional han identificado al responsable y a otros presuntos miembros de una organización criminal asturiana dedicada a cometer secuestros, extorsiones, tentativas de homicidio y estafas, que habría operado de manera continuada en varios puntos del territorio nacional entre los años 1974 y 2017.

Los investigadores han encontrado dificultades para hablar con víctimas y testigos, ya que la mayoría de los hechos delictivos con los que se les relacionan ocurrieron en la década de los 80 y los 90. Aun así, tras las investigaciones se ha conseguido identificar al presunto cabecilla de la organización -fallecido en 2012- y se ha detenido a una mujer e investigado a otro hombre.

Las investigaciones se iniciaron a principios 2017 tras descubrir un zulo -dotado de un sistema de ventilación, insonorizado e impermeabilizado- en una finca situada en la ladera del Monte Naranco, en Oviedo. En su interior encontraron una garrafa de aceite de automoción que ocultaba una pistola, grilletes, unas cuerdas, una capucha, un cuchillo y cartuchos. Además, en las construcciones próximas al zulo, se encontraron otras sustancias explosivas en perfecto estado de conservación, lo que confirmaría que el grupo seguía en activo hasta 2017. Estos hechos se relacionaron con otro hallazgo en 2014 en unas chabolas cercanas al zulo, donde se encontraron cinco contenedores con pólvora.

Tras una larga investigación, se ha podido averiguar que los usuarios de la finca acudían con asiduidad a la misma, aunque nunca residieron continuamente en ella, así como que cambiaban de domicilio con relativa frecuencia evitando pagar el alquiler y sus obligaciones tributarias. Los investigadores han trabajado durante más de un año para poder relacionar estos hechos con varios delitos presuntamente cometidos por esta organización criminal durante cuarenta años.

Entre los hechos que se atribuyen a este grupo criminal se encuentra un intento de secuestro a un empresario, cometido en 1979. El hombre recibía cartas firmadas por un supuesto comando terrorista, autodenominado ETA-Asturcón, en las que se le conminaba a efectuar entregas de dinero millonarias. Un año después, un incendio intencionado reivindicado por el comando destruyó los almacenes del empresario, que siguió siendo extorsionado hasta 1983.