Trece meses sin carné de conducir y 1.440 euros de multa, así como tres meses de prisión. Esta es la pena impuesta a un guardia civil de Ponteareas que en 2015 condujo ebrio el coche patrulla e insultó a su jefe cuando le descubrió borracho y le impidió coger su vehículo particular. El Supremo desestimó el recurso presentado y sostiene que el agente actuó bajo la influencia del alcohol y no del trastorno que se le diagnosticó después. El procesado salió del cuartel para tomar un café y su mujer alertó a sus compañeros cuando no pudo hablar con él.