El Juzgado de Instrucción número 9 de Alicante, en funciones de guardia, ha decretado prisión provisional, incomunicada y sin fianza para el hombre detenido el pasado lunes por la muerte a tiros de un joven de 27 años, el pasado domingo en Alicante.

El acusado ha negado "completamente" los hechos ante la jueza y ha alegado que "no tuvo constancia de lo ocurrido"; contradiciendo así su declaración ante la Policía en la que, supuestamente, reconoció los hechos.

A preguntas del fiscal, el hombre ha negado conocer a la víctima y ha explicado que ese día ingirió hasta 4 píldoras de tranquilizantes y que "se metió en la cama", según las mismas fuentes.

Ahora mismo el caso está en manos del equipo forense para determinar cómo transcurrieron los hechos, dado que es necesario esclarecer si los primeros disparos se produjeron por la espalda. Por ello, según ha trascendido, el Ministerio Fiscal esperará al informe del forense para saber si solicita la apertura de juicio oral contra él por un delito de homicidio o de asesinato.

Ya fue apresado por drogas y por disparar a un policía

José E.G., de 23 años se entregó a la Policía el pasado lunes por la tarde porque sabía que le buscaban como sospechoso y aunque se rumoreaba ayer que iba a confesar el crimen no lo hizo y prefirió no declarar ante los investigadores del Grupo de Delincuencia Violenta de la Brigada Provincial de Policía Judicial.

Un hermano del detenido también prestó ayer declaración en dependencias policiales en calidad de testigo, aunque no ha trascendido si exculpó a José del asesinato que le imputan.

Como publicó ayer este diario, el sospechoso del asesinato a tiros fue detenido el pasado febrero junto a otra persona por apuñalar a dos jóvenes en la zona de ocio del Puerto tras una discusión de madrugada por una mesa. Además de este arresto, la Policía Nacional ya le tenía fichado anteriormente y en mayo del pasado año le arrestó en una operación donde fue apresado junto con otros cinco miembros de su familia, entre ellos sus padres. La Policía les acusó de integrar el clan «Anticrisis», un peligroso grupo familiar dedicado al tráfico de drogas al que intervino, entre otros efectos, un revólver, dos rifles, una escopeta de perdigones con visor telescópico, una katana y munición de un calibre que podía atravesar un chaleco antibalas policial y causar una muerte a gran distancia, según la investigación.

Además del delito de tráfico de drogas, el ahora detenido por el crimen fue acusado de disparar a un agente con una escopeta de perdigones. El balín le causó un orificio de entrada en el chaleco antibalas de un agente y un informe de la Policía Científica determinó que era de la escopeta incautada al arrestado. Además del agente, presuntamente disparó también a vecinos del barrio, dos de los cuales sufrieron lesiones.

El Grupo de Investigación de la Comisaría de Distrito Norte desarticuló el clan, aunque los seis detenidos quedaron en libertad, tres de ellos tras declarar en dependencias policiales y los otros tres tras comparecer en el juzgado de guardia. Los investigadores consideraron que el clan actuaba con sensación de impunidad y su supremacía desbancó a otros traficantes de menor envergadura de la zona norte, hasta tal punto de que había grandes tensiones con otros clanes y con la propia Policía.

La Policía consideró además que su intervención evitó «enfrentamientos armados con víctimas mortales». Una de las armas incautadas en la operación era un revólver del calibre 38 especial que el ahora detenido por el asesinato exhibió en redes sociales. Asimismo, fue visto por un policía haciendo ostentación de un arma por la ventana de su casa. Su papel en el clan era de colíder junto a su padre y presuntamente supervisaba la compra y venta de drogas y de armas de fuego.