La víctima de la grave agresión machista del miércoles en O Grove cambió la cerradura de la entrada de su piso de la calle Castelao, pero su expareja logró hacerse con una llave. Gracias a ello, habría entrado en el domicilio en el que le disparó dos veces. La concejala de Igualdade de O Grove, Noemí Outeda, que es también amiga de la víctima, manifestó ayer que ésta "siguió todos los pasos para denunciar su situación y actuó correctamente. Hizo lo que tenía que hacer".

Entre esas medidas para reducir los riesgos de sufrir una agresión, se encuentran las de cambiar de número de teléfono y la cerradura de la vivienda. Y según Outeda, la herida hizo ambas cosas. Lo que ocurre es que su expareja consiguió una llave, no se sabe cómo.

E.M.A.F., de 47 años, fue atacada el miércoles a mediodía por su antiguo compañero, José Antonio Prieto Fernández, de 59. El hombre le disparó dos veces con un arma de calibre corto (22), impactándole una de las balas en el pómulo, y otra en el cuello. El presunto intento de asesinato se produjo en el piso de la víctima, y tras el tiroteo inicial, el hombre se atrincheró en un cuarto de la casa y se disparó dos veces en la cabeza. La mujer fue derivada al Hospital de Montecelo, en Pontevedra, y el agresor, al Álvaro Cunqueiro de Vigo.

La subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba, manifestó ayer a los medios en un acto sobre la Constitución que la víctima evoluciona favorablemente. "Ha sido intervenida quirúrgicamente. Le ha sido extraída la munición que tenía alojada en el cuello. La munición era de calibre muy bajo y precisamente gracias a eso no ha habido consecuencias más graves. Está fuera de peligro, en fase de recuperación", explicó.

En lo que respecta al hombre, está custodiado por la Guardia Civil en el Álvaro Cunqueiro, pero todavía no se le ha podido notificar su situación de detenido debido a su estado clínico. El bajo calibre de la pistola también evitó que sus heridas fuesen mortales.

La víctima denunció el verano pasado a José Antonio Prieto Fernández. El 28 de agosto el Juzgado de Instrucción 4 de Cambados decretó contra él una orden de alejamiento. Las medidas cautelares se convirtieron en definitivas una vez hubo sentencia condenatoria, con lo que el agresor habría quebrantado la misma.

La subdelegada manifestó también que "la situación estaba registrada y controlada" por el equipo Emumen de la Guardia Civil y que se había activado el protocolo Viogen. "El caso de esta víctima estaba siendo seguido y se producían las reuniones que el protocolo establece. Pero no podemos estar en la cabeza de los agresores", señaló.

Usuaria del CIM

La concejala grovense Noemí Outeda apunta que la víctima también era usuaria del Centro de Información á Muller (CIM) local, aunque ella no lo supo hasta el miércoles. De hecho, tampoco sabía que Antonio Prieto ya no podía acercarse a su expareja, a pesar de la amistad que la edil tenía con ella. "Soy la concejala responsable del área, pero todos los casos son anónimos. Es lo normal y como tiene que ser, dado que hay mujeres que no quieren que se sepa que están siendo atendidas en el CIM, y hay que respetarlo", afirmó.

La edil apunta que el Concello sí hizo lo que pudo para ayudar a E.M.A.F. "Lo que no está en nuestras manos es evitar que el maltratador se salte todas las órdenes de alejamiento", dijo. Pero tampoco cree que fallase la tutela. "Lo que sucede es que el agresor estaba fuera (en Ourense), e igual los responsables del caso no contaban con que viniese desde allí a O Grove para intentar matarla", indicó. El supuesto agresor no tenía permiso de armas y laboralmente estaba vinculado a la hostelería, de modo que tampoco las podía portar por trabajo.